Tormenta perfecta para grillar

Parafraseando al asesor de Bill Clinton, James Carville, quien puso de moda el eslogan “Es la economía, estúpido” durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 1992, en el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa “Es la jubilación, estúpido”, la que horada las finanzas de la institución y que por ser un asunto que compete a alrededor de once Universidades Públicas con déficit presupuestal se volvió prioridad en la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El gobierno de la Cuarta Transformación no concibe que se paguen pensiones o jubilaciones con los presupuestos que entrega a las universidades, recursos considerados por Obrador como exclusivos para cubrir los salarios a los trabajadores en activo, el ejercicio de la academia, la transmisión de conocimientos, la investigación, la ciencia, la cultura, las artes y el deporte y el mantenimiento y crecimiento de la infraestructura de las casas de estudio.

Para la Cuarta Transformación las Universidades no son instituciones creadas para pagar jubilaciones o pensiones. No son Afores ni sucursales del IMSS o del ISSSTE.

“Es la jubilación, estúpido”, tú jubilación Ernesto Hernández Norzagaray, la que a ti y a otros 5 mil jubilados paga la UAS como si fueran trabajador en activo, con el agregado del aguinaldo y vacaciones, empalmada a la pensión que reciben del IMSS, la que mantiene al gobierno de López Obrador encima de la UAS, ejerciendo presión para obligarla a que desaparezca la jubilación universitaria o se modifique el Contrato Colectivo de Trabajo.

López Obrador no congenia con el hecho de que los universitarios reciban dos pensiones: la del IMSS y la de las universidades. Dos “jubilaciones” o prestaciones por haber laborado las mismas horas o años en el mismo centro de trabajo. Tampoco entiende porque se paga la “doble jubilación” si los universitarios no aportan ninguna cuota para recibir ese beneficio.

En la “tormenta perfecta” generada por la pandemia del coronavirus, el ex asesor electoral Ernesto Hernández Norzagaray localizó la coyuntura para descargar sus enojos por el retraso en el pago de la jubilación dinámica que goza él y su esposa como ex empleados de la UAS: salarios completos, como si se tratara de trabajadores en activo. Una jubilación que raya, en el caso de él, en los 40 mil pesos mensuales y otro tanto para su conyugue.

Pero Ernesto Hernández desvaría, como pésimo defensor de oficio gubernamental, al pretender usar al mandatario estatal Quirino Ordaz Coppel como “punta de lanza” de sus ataques contra la UAS, luego de días de suceder un diferendo derivado de la retención de 50 millones de pesos necesarios para pagar los salarios de los trabajadores en activo y los jubilados.

Con la SEP la UAS no tienen broncas. Por el contrario, mantiene una agenda de trabajo y de negociación permanente. El gobierno federal persiste en quitar o reducir las prestaciones de los trabajadores y el rector Juan Eulogio Guerra Liera permanece en su postura de siempre: la defensa de los derechos de los empleados universitarios en activo y de los jubilados y la protección de la autonomía universitaria.

“Es la jubilación, estúpido”, es la lectura obligada para Ernesto Hernández Norzagaray.

LO QUE NATURA NO DA….

Para describir a los cabezas duras hay una frase célebre: “Lo que natura no da Salamanca no presta”. Encaja en Norzagaray. Según el ex asesor electoral -época de Juan Millán y Jesús Aguilar Padilla- “la institución no tiene dinero para cubrir sus obligaciones contractuales y las cuentas que tendría el gobierno federal no le favorecen”. Sí. Si hay recursos, pero no son suficientes por las herencias contractuales. El Presupuesto Universitario se integra con los recursos aprobados por los Congresos, el local y federal. Las partidas son entregadas mensualmente a la casa rosalina.

En los recursos de los presupuestos federal y el estatal, que derivan en Presupuesto Universitario, no se incluye ni una sola partida económica para el renglón de la jubilación dinámica, pero la UAS la paga.

Las autoridades rosalinas nunca han dicho hasta el cansancio que el problema de la UAS está en que la SEP nunca ha reconocido la jubilación dinámica. Es la SEP la que replica que no reconoce la jubilación dinámica porque no se notificó el origen y contenido del Contrato Colectivo que reconoce tal prestación, por lo que nació sin fuente de pago.

“ES LA JUBILACION, ESTÚPIDO”…

La desmemoria es senil o convenenciera. El libro editado por Plaza y Valdes, “DESAFIOS DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA/el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa”, de la que fueron coordinadores o “compiladores”, Ernesto Hernández Norzagaray y Carlos J. Maya Ambía, incluye un prolífico artículo de Francisco Castro Álvarez en el que aborda de manera real y hasta contundente el tema de la jubilación dinámica en la UAS.

El libro salió a la luz en enero del 2006. Del artículo de Castro Álvarez titulado “La problemática financiera de la Universidad Autónoma de Sinaloa”, se recupera el texto:

“Desde el año de 1975 emergió en la UAS una importante fuerza con una ideología que se puede definir como socialista, abrigando a una generación de trabajadores y académicos administrativos muy jóvenes, que contrataron una jubilación de carácter dinámico que hoy pesa en dos sentidos contra la institución: la jubilación de un número importante de personal que ha formado y la cuantía financiera que implica preservarla.

Esta es una de las causas principales de carácter interno por la cual la UAS está pasando hoy por una difícil etapa de insuficiencia presupuestal, que día con día se agudiza debido –principalmente- al costo que representa el que un número importante de trabajadores que ingresó a laborar en la época de setenta, ha estado haciendo efectiva su jubilación, de acuerdo con los términos del Contrato Colectivo de Trabajo que en su capítulo V de bienestar social, cláusula 60 de la previsión y cultura, fracción 8, establece que ‘La Universidad con respecto a sus trabajadores se obliga a jubilar al personal sindicalizado que cumpla 25 años (veinticinco) años de servicio independientemente de su edad biológica, con derecho vitalicio a recibir su salario íntegro, más los aumentos en las percepciones, en la misma proporción en que son otorgadas al personal en servicio activo’, sin que la SEP haya reconocido a la fecha dicha prestación, ni otorgado el financiamiento a la institución para cubrir este beneficio a los trabajadores.

La mayoría de las universidades del país no otorgan el derecho a la jubilación con cargo a su presupuesto, por lo que la única prestación que reciben los trabajadores al retiro es la proveniente del régimen de seguridad social –como es el caso de la UNAM- por lo que no se ven afectadas ni financiera ni académicamente por esta causa”.

“Es la jubilación, estúpido”. Si. Esa es la lectura que se desprende de parte del artículo de Francisco Castro Álvarez plasmado en el libro “DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA/el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa”, editado en el 2006 y coordinado por Ernesto Hernández Norzagaray y Carlos J. Maya Ambía ¿Ya se olvidó?

La jubilación dinámica se sigue otorgando y se suspendió en el 2016 únicamente para el personal de nuevo ingreso. Sí existe.

AUDITORÍAS SIN DAÑO PATRIMONIAL

El ex asesor electoral persiste en dilapidar su “visión engaña bobos” para intentar retorcer la realidad que vive la Universidad Autónoma de Sinaloa. Según sus elucubraciones, el problema universitario “está en el resultado de las auditorías federales”, que de ser cierta esta versión concluiría con procesos administrativos o penales y no los hay. No existen.

Por el contrario, por exigencia de las propias autoridades universitarias y en el marco de la rendición de cuentas con la federación, cada año la UAS es auditada. Desde el 2012 los resultados de los arqueos han sido favorables a la casa rosalina. La ASE no ha encontrado daño patrimonial en ninguna de las investigaciones contables-administrativas que ha practicado.

En el 2017 la ASF encontró una “observación”: Un déficit de mil 500 millones de pesos. Se aclaró cuando la UAS aportó datos contables sobre el destino de ese dinero: el pago de la “planta” de jubilados y el sostenimiento de las preparatorias, no incluidas tampoco en el presupuesto otorgado por la federación.

Por los resultados de las dos auditorías más recientes, la ANUIES y otros organismos reconocieron el sano manejo de las finanzas de la UAS.

Recordemos cuando Esteban Moctezuma Barragán, titular de la Secretaría de Educación Pública, vino a Sinaloa y dijo que “hay Universidades públicas que tienen dueño”, refiriéndose a esa vieja generación que se resiste a desprenderse económicamente de ellas, manteniendo secuestrados sus presupuestos, tomando recursos de ahí para agenciarse pingües jubilaciones, no reconocidas por la SEP…

Lo paradójico es que un segmento de esa vieja generación que inventó la jubilación dinámica se enoja por la lucha que libra el rector de la UAS, Juan Eulogio Guerra Liera, de cara a la SEP, para que no se les cancele la prestación de retiro. Lo curioso es que enfurecen cuando el rector reclama que no se retengan partidas presupuestales que corresponden al pago de los salarios de los trabajadores en activo y jubilados…

En la senectud practican el harakiri…

También te puede interesar