Mario Zamora y la criminalización periodística

Mezclar la verdad con la libertad de expresión, para difamar sin aparecer como difamador, es una vieja práctica: las opiniones en sí mismas nunca pueden ser dañinas. En una sociedad libre hasta las ideas más aberrantes o equivocadas deben poder circular y tener la posibilidad de ser debatidas en público. La esencia de la Libertad de Expresión es que nadie tiene la razón absoluta; el debate jamás es dañino: abrir la mente a nuevos argumentos, ponerse en la piel del otro o confrontar ideas no puede estar prohibido ni debe tener límites, porque es el camino a la libertad. 

Los grandes abusos o masacres colectivas, los crímenes de alto impacto – entre ellos los de periodistas, activistas sociales o políticos-, son posibles solamente con la coautoría de un aparato de comunicación. La criminalización de periodistas es una estrategia mediática a la que recurren los gobiernos de corte dictatorial para desencadenar la represión, la persecución, el terrorismo, el encarcelamiento y el asesinato.  

Para delinquir con impunidad, cometer abusos, armar ilegales procesos penales y matar, los gobiernos requieren de una prensa cómplice. Cuando se trata de asesinar o “desaparecer” a uno o más periodistas, el mejor cómplice sería otro periodista. Los históricos y grandes juicios por Crímenes de Lesa Humanidad determinaron que en los regímenes dictatoriales cierto periodismo no fue solo socio sino perpetrador necesario del horror. 

Para asesinar o cometer otros crímenes, los gobiernos necesitan de periodistas y de un sistema de medios para crear imaginarios, construir otredades ruines y moldear los perfiles de los «criminales”, para desatar primero el linchamiento público y social y luego justificar la perpetración del asesinato o encarcelamiento.  

Ese sistema criminal lleva adelante operaciones de ocultamiento de la verdad, de producción de mentiras planificadas y de fabricación de delitos. 

Reacción política homicida 

En el contexto de la contienda electoral, el partido Movimiento de Regeneración Nacional -Morena- de acuerdo al corresponsal de Proyecto 3 de la Ciudad de México, Julien Spriú López, documentó una réplica de la “Operación Berlín” en Sinaloa –denominada “Operación Coppel”-, plan perverso con el que se intenta –dijo- descarrilar el proyecto de la Cuarta Transformación.    

Como todo mundo sabe, “Operación Berlín” fue una estrategia mediática realizada del 2017 al 2018 con el fin de desprestigiar al entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador con miras a la elección de 2018 (NOROESTE: “Operación Coppel” contra Rubén Rocha

La diputada de Morena con licencia y actual titular de la Secretaría de Economía, Tatiana Clouthier en su libro “Juntos Hicimos Historia” da nombres de periodistas, intelectuales y empresarios que aportaron recursos financieros para denostar a López Obrador, en los que incluyó a Agustín Coppel Luken, cabeza del grupo empresarial COPPEL.  

La periodista Carmen Aristegui explicó que esos intelectuales, cooptados con el dinero de los empresarios, difundieron mensajes, elaboraron contenidos, hicieron memes, caricaturas y toda clase de perversidades para descarrillar la campaña de Andrés Manuel López Obrador.  

La revelación de Julien Spriú López obligó a un cambio de estrategia: NOROESTE entró a un proceso de revictimización (La revictimización periodística y la ficción) para blindarse ante la denuncia y el ejercicio de la crítica de la crítica y del análisis del análisis y poder darle cause a la “Operación Coppel”.    

La estrategia falló, lo que obligó al candidato del PRI-PAN-PRD, Mario Zamora Gastélum, y al PRI a contratar a un asesor, experto en comunicación en redes, para criminalizar a quienes él considera que puedan dañar su proyecto. La nueva estratagema busca justificar cualquier tipo de acción contra todo aquel periodista, reportero o comunicador, que se atreva a criticar el proyecto del PRI-PAN-PRD acusándolos de formar parte de una «red criminal».  

La intriga corre. El plan es “reventar” el proyecto de la Cuarta Transformación, e inhibir, meter miedo a los críticos y si es necesario, encarcelarlos, desaparecerlos o matarlos. La reacción política de Mario Zamora tiene perfiles homicidas. 

La criminalización para justificar el crimen 

En la criminalización de periodistas siempre hay complicidad o coautoría de periodistas. Es una práctica o fenómeno multifacético que se ampara en la Estructura del Poder y los medios de comunicación aliados o alineados para atacar comunicadores, actores políticos y defensores de los derechos humanos, para obstaculizar su trabajo informativo y la defensa de la sociedad civil. 

En el proceso electoral de Sinaloa la estrategia de la criminalización busca, también, “borrar del mapa” a personajes políticos. La criminalización se apoya en un abanico de actores diferentes: públicos (fiscales, jueces, policía, políticos, y (como empresas, medios de comunicación).  

En la “teoría del etiquetado” es la sociedad (la comunidad, el poder legislativo, la administración de justicia o la policía) la que construye su propio concepto de criminal. Al mismo tiempo, supone que el individuo clasificado dentro de un grupo delictivo, al ser tratado y definido socialmente como tal, asume su condición de criminal. 

La criminalización se instala para justificar el crimen y el periodismo canalla alienta la agresión.   

“La Teoría de los Dos Demonios” intentó justificar 21 mil atentados contra la población argentina; todos los crímenes de Lesa Humanidad cometidos por el Estado, tales como desaparición forzada, secuestros, torturas, asesinatos y apropiación de bebés, entre otros, habrían sido «excesos» cometidos en el marco de una «guerra civil», por lo que no serían crímenes de lesa humanidad, ya que era una supuesta guerra.  

Los crímenes de periodistas en Sinaloa tendrían la justificación de pertenecer a una “red criminal” digital. Esa es la estrategia asesina. 

La dictadura de la verdad 

Es alarmante que en pleno proceso electoral Mario Zamora Gastélum, candidato del PR-PAN-PRD, decida cuál es la verdad y determine que sea la única que se puede narrar libremente. Que sentencie que el resto son mentiras y que prohibida difundir en los medios escritos y digitales lo que no comulga con sus intereses y proyectos.  

Ese esquema es odioso más cuando trata por todos los medios de criminalizar la Libertad de Expresión que no encaja en su verdad. Más aún: Es ilegítimo, también, que quien determina la única verdad en Sinaloa lo que se puede o no difundir se arrogue la paternidad de las “mayorías políticas” y el control mediático inhibiendo o satanizando las versiones alternativas o las voces de las minorías disidentes.   

Zamora recurre a una instancia muy vieja para callar a los periodistas: reivindicar la libertad de expresión de las ideas propias, pero negar la difusión ideas contrarias

El candidato del PRI-PAN-PRD al gobierno de Sinaloa entró a un terreno escabroso: mezclar la verdad con la libertad de expresión, para difamar sin aparecer como difamador. Las opiniones en sí mismas nunca pueden ser dañinas. En una sociedad libre hasta las ideas más aberrantes o equivocadas deben poder circular y tener la posibilidad de ser debatidas en público. La esencia de la libertad es que nadie tiene la razón absoluta; el debate jamás es dañino: abrir la mente a nuevos argumentos, ponerse en la piel del otro o confrontar ideas no puede estar prohibido ni debe tener límites, porque es el camino a la libertad.  

La libertad de expresión no es el derecho a decir cosas agradables que a todos nos parezcan bien y razonables. Es el derecho a disentir, a expresar opiniones molestas y desagradables no compartidas por quien manda. 

La mayoría de las veces alguien grita denunciando los ataques desalmados contra la verdad defendiendo sus propias convicciones inmutables. Al reclamar el imperio de verdad, en la inmensa mayoría de los casos, no se pretende más que acallar las voces disidentes.  

Existen comunicadores que están tan convencidos de sus propios criterios que no dudan en prohibir –en nombre de la verdad– que los contradigan. Son defensores de la libertad de expresión, pero entiende este derecho nada más como suyo y no dan cobertura a la difusión de (lo que para ellos son) mentiras, difamaciones o calumnias

El artículo Confrontación electoral y metaperiodismo” precisa que “que en la elección se pondrá en juego la credibilidad de los medios de comunicación y los periodistas. El registro histórico ubica a la radio, la televisión y los diarios como “vitales” en los comicios de gobernador, diputados y alcaldes. La inclusión de las redes digitales -plataformas de la comunicación-, rompió los paradigmas en torno al control y el fluido de la información. La sociedad ya interactúa con los medios y marca tendencias”. 

La nueva dinámica del periodismo orilló a la criminalización de los comunicadores ¿A quién o quiénes quieren callar y encarcelar? ¿A quién o a quiénes quieren matar?  El invento de la “red criminal” es una estrategia de comunicación electoral perversa y homicida. 

ÁLVARO ARAGÓN AYALA

PROYECTO 3

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