Sinaloa: la estrategia del falso “empate técnico”

La campaña de Mario Zamora Gastélum quedó atorada en estrategias fallidas y en una desastrosa y horrorosa “dinámica de comunicación” y amenaza con retroceder ante la parálisis del andamiaje gubernamental-electoral operado por varios funcionarios estatales que tienen un pie en la cárcel; la salvación del candidato radica en términos prácticos en el ejercicio en tierra, pero el abanderado del PRI-PAN-PRD le apuesta más a la descalificación, las encuestas hechizas o “patito”, y a la recreación de un falso escenario en torno a un virtual “empate técnico” con el puntero de la jornada electoral Rubén Rocha Moya, candidato de Morena-PAS al gobierno de Sinaloa.  

En las matemáticas electorales y en la Estadística el “empate técnico” es una falacia; las elecciones se ganan o se pierden, aunque sea por un voto. Todas las encuestas o sondeos pre-electorales profesionales están regidos por las leyes de la probabilidad y ligados a conceptos como «intervalo de confianza» y «error estadístico», elementos que permiten determinar – dentro de cierto rango – al probable ganador de una elección.  

El término no tiene una definición dentro del campo de la teoría estadística. En realidad, su uso tiende a ocultar al verdadero culpable de no poder dar resultados confiables o las fallas o adulteración del método de estimación empleado. Cuando se incursiona en la falacia del “empate técnico” sale a relucir que la técnica utilizada en la encuesta no es la adecuada o fue “manoseada” y por tanto no permite determinar con suficiente certeza estadística quién es el que logra más respaldo ciudadano. La argucia del “van iguales” es comúnmente usada con fines propagandístico para la prefabricación de un fraude electoral.

Similitudes con la campaña del 2018 

Si se analiza la estrategia electoral del PRI-PAN-PRD que se desarrolla en Sinaloa, es fácil encontrar similitudes: el candidato del PRI-PVEM-Nueva Alianza, José Antonio Meade Kuribreña, desarrolló una agresiva campaña publicitaria y propagandística, con el montaje de “cuartos de guerra”, contra el candidato de Morena-PT, Andrés Manuel López Obrador. Meade contó con el apoyo del presidente priista Enrique Peña Nieto y medios de comunicación, principalmente ligados al sector empresarial, para “apuntalar” su imagen.  

Contra Manuel López Obrador se instaló toda una red digital para desacreditarlo – Krauze operó contra AMLO‘. Testimonio sobre la insidia-. En la campaña negra o “guerra sucia” contra Obrador participaron intelectuales y periodistas. 

No obstante que José Antonio Meade se colgaba del cabús del tren electoral, ya entre los 20 y 30 días de inicio de la campaña, el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza pregonaba que “el crecimiento de Meade en las preferencias será progresivo” y precisaba que se encontraba en un “empate técnico” con Andrés Manuel López Obrador en las preferencias electorales. 

Desde el principio la campaña, Mario Zamora desencadenó una despiadada “guerra sucia” contra el candidato del Morena-PAS, Rubén Rocha Moya y su principal aliado, el dirigente del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda (NOROESTE: “Operación Coppel” contra Rubén Rocha). La campaña de descrédito es respaldada por el gobernador priista Quirino Ordaz Coppel, de acuerdo a evidencias y a las declaraciones de Rocha Moya. Funcionarios del gabinete juegan un papel preponderante en la campaña de Mario Zamora.  

Días atrás, el empresario Enrique Coppel Luken ofreció el respaldo al abanderado del PRI-PAN-PRD (Enrique Coppel y su apoyo a Mario Zamora) reforzando la certeza sobre la “guerra sucia” contra Rocha Moya y el dirigente del PAN, Héctor Melesio Cuén Ojeda. 

Igual que en la elección del 2018 en la que el PRI y el propio Meade presumían un “empate técnico” con López Obrador, en la versión estatal 2021, Mario Zamora va abajo entre 18 y 24 puntos del abanderado de Morena-PAS, pero las encuestadoras que tradicionalmente han trabajado para los gobiernos del PRI comienzan a “emparejarlo” con el puntero para crear la idea del “empate técnico”. En la estrategia de validación de los sondeos “patito” participan columnistas políticos acuerpados por el gobierno de Quirino Ordaz Coppel.  

El día 21 de abril la encuestadora Mitofsky publicó las «tendencias electorales» rumbo al 6 de junio. De inmediato se le dio «vuelo» periodístico avalando su veracidad. Mitofsky en su apartado de “Metodología” en la página 9 menciona que “la persona moral que patrocinó la encuesta de opinión fue TCONECTA LATINO SA DE CV”, cuyo responsable es Rubén Darzee Salazar Guerra, proveedor del gobierno del estado de Sinaloa. En el 2010 Mitofsky vaticinó el triunfo de Jesús Vizcarra Calderón, que al final fue derrotado por Mario López Valdez.

El resultado del 2018 

En la elección del 2018, pese al “empate técnico” proclamado por los operadores electorales y estrategas de imagen José Antonio Meade Kuribreña se ubicó en el tercer lugar en los resultados de la contienda electoral.  

Andrés Manuel López Obrador de la Coalición “Juntos Haremos Historia” arrasó en las elecciones presidenciales con 30 millones 112 mil votos. Su más cercano competidor fue la coalición Por México al Frente, integrada por PAN, PRD y MC, que obtuvo 12.6 millones de votos. Los sufragios que se emitieron sólo para el PAN de Ricardo Anaya fueron 9.9 millones, es decir, 2.8 millones menos que Josefina Vázquez Mota en 2012, cuando compitió sola y tuvo 12.7 millones de sufragios. 

El candidato José Antonio Meade, de la coalición Todos por México, integrada por PRI, PVEM y NA, tuvo 9.2 millones de votos. El PRI en solitario obtuvo 7.6 millones de votos, es decir, 8.7 millones menos que los que obtuvieron Enrique Peña Nieto y el PRI en 2012, cuando logró 16.3 millones. 

Ante la derrota, el fraude 

El ficticio “empate técnico” diseñado por los estrategas de imagen de Mario Zamora ofrece la lectura del desastre de la campaña del PRI-PAN-PRD (Rebelión y parálisis en la campaña de Mario Zamora), lo cual lo obligada a recurrir a argucias publicitarias y a falsas “probabilidades” estadísticas demasiado socorridas. El plan es ir armando las “condiciones mentales” para una falsa derrota de Rocha y “ganarle” con un fraude justificado con el argumento de que la jornada comicial arrancó con dos contendientes ganadores o “empatados” y que al final “la decisión la tomó la ciudadanía”. 

Pese a que la estratagema para el 6 de junio va en camino con la alharaca de las encuestas “patito” que brotan como hongos por las redes sociales y el ruido mediático del falso “empate técnico”, la realidad es que el PRI-PAN-PRD corre el riesgo de llegar a la contienda, manco y mocho, por la parálisis de su principal brazo operativo en tierra: los funcionarios del gobierno de Quirino Ordaz Coppel. 

Las demandas interpuestas por los abogados de Morena-PAS, contra el secretario de Pesca Evelio Plata Inzunza, Manuel Tarriba Urtuzuástegui secretario de Agricultura, y José de Jesús Gálvez de Innovación, por delitos electorales, tipificados como graves y penalizados con cárcel, sacudió los “intestinos” del equipo de campaña de Mario Zamora Gastélum.  

Como evidencias del futuro fraude electoral que se cocina en las “entrañas” del PRI-PAN-PRD-, figuran como agentes o activistas funcionarios de gobierno –actores institucionales-, periodistas que difunden falsedades y empresarios multimillonarios. 

Un solo puntero y un solo ganador 

Ninguna elección en México ha dado como resultado un empate, siempre ha habido un ganador, así que declarar un “empate técnico” en las encuestas porque hay traslape de intervalos no tiene fundamento probabilístico ni justificación estadística, y por tanto no es útil ni verídico. La incertidumbre sobre el posible resultado de una elección debiera expresarse mediante la estimación de la probabilidad de triunfo del candidato puntero. 

En México el término empate técnico hizo su aparición por primera vez en la televisión nacional en una encuesta de salida llevada a cabo en febrero de 1999, en una jornada electoral muy competida; un medio de comunicación, con un sentido más periodístico que técnico, declaró un ganador para posteriormente conforme transcurría la tarde modificar su anuncio y salir a declarar “empate técnico”. Finalmente, el triunfo fue para un partido distinto al que se había declarado (…). 

El uso de “empate” técnico parece ocultar al culpable de no poder dar resultados, el método. Los que lo usan parecen decir: la elección está muy cerrada cuando eso no siempre es cierto. Algunos incluso simplemente revisan el diseño muestral, ven que en la metodología dice 5 por ciento de error y de ahí cualquier distancia menor entre ganador y segundo lugar lo consideran empate. Ese es un error. Por ejemplo: una encuesta X que diga que fulano tiene 5 por ciento de error teórico y resulte en una distancia de 4 puntos entre primer y segundo lugar, podría generar confusión porque puede resultar en un ganador distinto, pero resulta que también podría resultar en que la ventaja real fuera de 9 puntos, lo cual no refleja una contienda cerrada. 

El registro de encuestas profesionales, a excepción de las que se mandan fabricar exprofeso para fines publicitarios y propagandísticos, ofrecen entre 18 y 24 puntos de ventaja a Rubén Rocha Moya sobre Mario Zamora Gastélum, pero aun en el caso de que los sondeos le otorgaran 5 o 6 puntos preferencia electoral, matemática y estadísticamente es imposible asegurar que existe un “empate técnico”, salvo que se quiera engañar a los electores. 

ÁLVARO ARAGÓN AYALA

PROYECTO 3

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