“Tenemos un gobierno poco comprometido con el Estado de Derecho”: Jacobo Dayán

Héctor González

“Vivimos en un mundo donde importa más tener la razón que el diálogo y la verdad”, advierte en el especialista en Derecho Internacional y Derechos Humanos, Jacobo Dayán. Para el académico y también director del Centro Cultural Tlatelolco de la UNAM las condiciones a nivel mundial obligan a repensar lo que fue la República de Weimar, periodo que abarcó de 1918 a 1930, y que se distinguió entre otras cosas por dar pie a un movimiento cultural más que intenso y por dar pie al surgimiento del nazismo en Alemania.

Dayán, autor del libro República de Weimar (Taurus), recuerda que comenzó a trabajar el libro durante la pandemia motivado por unas declaraciones del Secretario General de la ONU, António Guterres, y reconoce que en México como en buena parte del mundo, “hay un ataque muy claro a instituciones del Estado, que más que debilitarse necesitan fortalecerse.

¿Qué distinguió al periodo de la República de Weimar?

La República de Waimer es conocida sobre todo por su conclusión. Fue un periodo de incipiente democracia que se vivió en Alemania al final de la Primera Guerra Mundial y antes del ascenso del nazismo. Se le recuerda más porque engendró al régimen más totalitario y brutal de la Historia. De finales de 1918 a 1933, Alemania intentó tener una vida democrática incipiente y convulsa, fue un proyecto democrático fallido que conviene revisar.

En lo artístico y cultural fue muy intenso.

Sí, Einstein, Freud, Thomas Mann, Bertolt Brecht, Marlene Dietrich, Adorno, Walter Benjamin, Fritz Lang, nació la Bauhaus, hubo pintores como Otto Dix, se dio la ruptura musical con Arnold Shönberg, hubo una concentración brutal en todas las manifestaciones sociales. Por eso me parecía interesante ver cómo esos personajes más allá del desmoronamiento democrático miraron su decaimiento y el nacimiento del nazismo.

¿Cómo se va de lo más sublime a lo más oscuro?

En esos años se vivió una efervescencia política y social tremenda. Existía una crispación y polarización social intensa. La democracia se recargó en dos instituciones que terminaron siendo parte del veneno inoculado, me refiero en primer lugar a los militares. Pensaron que no había manera de gobernar sin ellos sobre todo para controlar a la izquierda comunista. Al mismo tiempo que se permitió que la derecha nacionalista se recrudeciera y se recargaron en la impunidad y el control político de la justicia. Además, se vivía una revolución social, son los años del cabaret disruptivo, de la liberación femenina, aunque también había mucha violencia de género. Se vivieron años en los que todos los actores políticos golpearon a la democracia en lugar de fortalecerla, creo que eso tiene paralelismos con el mundo de hoy.

En el libro adviertes sobre riesgos similares en la actualidad, incluso hablas de mandatarios peligrosos y entre los que incluyes a López Obrador. ¿Por qué?

Empecé a escribir el libro durante la pandemia, cuando empiezan a surgir libros sobre las crisis de las democracias. En particular me llamó la atención una declaración del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien advirtió que el mundo se empezaba a parecer de manera preocupante al de las décadas de los veinte y treinta del siglo XX, donde había estados débiles, severos golpes a las democracias, y por otro lado, un sistema multilateral incapaz de frenar las crisis económicas y políticas, y la misma violencia. Hoy tenemos condiciones muy parecidas: la ONU es incapaz de solucionar conflictos, y vemos personajes que golpean a la democracia desde adentro, como apuntas hago una lista en la que incluyo a López Obrador, con esto no quiero decir que vamos a terminar como la República de Weimar, pero sí pongo la alerta.

¿Percibes que tenemos un gobierno que no está comprometido con la democracia?

Percibo que tenemos un gobierno poco comprometido con el Estado de Derecho, coloca sobre la ley lo que ellos entienden por justicia social y eso es muy subjetivo. Hay un ataque muy claro a instituciones del Estado que más allá de los problemas que tienen deberían ser fortalecidas y no debilitadas. Además, desde el gobierno vemos como se alimenta permanentemente la polarización y la crispación política, al mismo tiempo que se hace un llamado a formas más populistas y menos institucionales de organización política, esto desde luego no es privativo de México.

¿Ante el próximo proceso electoral ves un riesgo de continuidad en este sentido?

Hasta ahora Claudia Sheinbaum por estrategia política o por convicción no ha marcado ninguna diferencia con el presidente López Obrador en temas centrales como podría ser la participación en la vida política y social de las fuerzas armadas, o dejar de tener un control político en la administración de justicia. Ha dicho abiertamente que está a favor de formatos menos institucionales y más politizados en la Suprema Corte o el INE, desde luego que estas instituciones están lejos de ser funcionales, pero habría que dotarlas de la fortaleza institucional en lugar de desmantelarlas y volver a un modelo de control centralizado que genera gobernabilidad, pero menos vida democrática.

Otro puente que se tiende entre la República de Weimar y la actualidad es la anteposición de la razón personal sobre la verdad.

Vivimos en un mundo donde importa más tener la razón que el diálogo y la verdad, pero también como en esa época predomina la desesperanza, la angustia y la decadencia. Ningún actor está preocupado por la democracia y sí por la lucha por el poder, por el control político, no solo en México sino en todo el mundo.

¿Al hacer este ejercicio de revisión histórica con qué te quedas como alternativa para no repetir aquel escenario?

Las democracias no resisten todo. No tomar acciones a tiempo mete a los países y sociedades en espirales de los cuales es muy difícil salir. Hay un momento después del 29 donde era casi inevitable la muerte de la democracia y la llegada del nazismo al poder. Hubo opciones de cambio, pero se privilegió una agenda de corto plazo y control político.

¿Una posible de victoria de Donald Trump en las próximas elecciones en Estados Unidos acentuaría un escenario catastrofista?

En los últimos meses Donald Trump ha acentuado su visión ultranativista de enconchar a los Estados Unidos. Si la decisión de los votantes se inclina por él, veremos un reacomodo geopolítico muy caótico, lo que necesitamos es un refortalecimiento de lo multilateral, pero predominan los actores que se desatienden de los problemas globales y ayudan poco, la situación es peor cuando esto sucede en países que tienen mayor campo de acción. Poco podremos hacer en materia de cambio climático si las grandes potencias no tienen un compromiso serio; poco podremos hacer en temas de migración si no hay una política global articulada en la que se involucren los grandes centros de atención de migrantes, como Europa o Estados Unidos. Ninguno de los grandes problemas globales se resolverá desde lo local y si los grandes actores no quieren participar en ello, la violencia en los países menos desarrollados seguirá.

También te puede interesar