Panorama laboral para el próximo sexenio

Carlos Ferrer

En la antesala de un nuevo sexenio, con México por primera vez bajo el liderazgo de una mujer al frente del Ejecutivo, el mundo del trabajo se encamina hacia una etapa más moderna y ordenada que promete los primeros frutos de la Reforma Laboral, así como la posibilidad de capitalizar experiencias pasadas para crear mejores condiciones en beneficio de los colaboradores y del país.

Si bien enfrentamos el reto de mantener la estabilidad laboral en un contexto económico desafiante, con un crecimiento anual ajustado a 2.4% desde un 2.8% inicial previsto por Banxico y una inflación al alza que en junio alcanzó su pico más alto en el año con 4.98%, según el Inegi, tenemos la posibilidad histórica de fortalecer políticas públicas y estrategias organizacionales para fomentar un desarrollo sostenible para todos.

A nivel legislativo vamos un paso adelante, pues contamos con la mayor transformación laboral de los últimos 50 años en diversas materias: desde justicia laboral, teletrabajo, gestión de riesgos psicosociales y subcontratación; hasta en acceso a vacaciones dignas, perspectiva de género en la Ley del Seguro Social, reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar e incremento del salario mínimo, entre otras.

También vemos una mayor sensibilidad organizacional hacia las necesidades de la fuerza laboral, con políticas de flexibilidad y beneficios que ayudan a los colaboradores a disfrutar más de lo que realmente importa en la vida.

Tiempos de cambio

Por lo pronto, este 2024 se dará el análisis de temas relevantes tanto para los empleadores, como para los 59.1 millones de personas que integran la fuerza laboral, de acuerdo con Data México. Concretamente, se discutirá la propuesta de duplicar el aguinaldo, la reducción de la jornada laboral semanal a 40 horas y la adopción de la Ley Silla.

Al margen de su posible aprobación, considero que estas iniciativas aportan una perspectiva valiosa sobre el mercado laboral y las expectativas de los trabajadores. Por ejemplo, entre 43% y 50% de los empleados expresa descontento en los rubros de carga de trabajo y equilibrio laboral, lo que se traduce en que cinco de cada diez estén dispuestos a renunciar, según estudios que hemos realizado. Además, detectamos que 75% manifiesta una necesidad de reconocimiento para permanecer en su trabajo.

Estos hallazgos no solo se reflejan en nuestros estudios. Por ejemplo, el reporte “Retos y perspectivas del trabajo: revelando las claves de la evolución laboral” de WeWork y PageGroup, indica que uno de cada dos colaboradores se siente frustrado por su actual empleo; mientras que el estudio “Reimaginando el trabajo”, de EY, alude a la inquietud de 40% de los mexicanos por cambiar de empleo el próximo año en busca de un mejor salario.

¿Qué necesitamos hacer para revertir el panorama? Desde mi punto de vista, no solo se requieren políticas públicas, sino además una mezcla de estructura, capacidades y voluntad corporativas para analizar lo que sí podemos realizar al interior de nuestras organizaciones.

La comunicación abierta, los programas de desarrollo profesional, las políticas de bienestar y flexibilidad laboral, y las prestaciones superiores a la lo que marca la ley pueden ser un camino. También es fundamental desarrollar programas de fidelización y reconocimiento para nuestros empleados y crear esquemas de compensación más robustos que no se limiten a lo monetario, sino que incluyan soluciones para ayudarlos a tener una despensa completa, una mejor alimentación, y apoyos para desplazamientos y transporte, entre otros aspectos.

La meta es crear una cultura laboral que priorice y atienda las necesidades reales de los trabajadores, en busca de crear condiciones para su desarrollo y bienestar integral que abonen a su permanencia y productividad en nuestras organizaciones.

Preguntas cruciales, oportunidades a la vista

Estamos en un momento de inflexión que marcará el rumbo del trabajo en los próximos seis años. La oleada de cambios y desafíos que atravesamos, sumada a las dificultades de las organizaciones para atraer y retener al talento, nos llama a cambiar el paradigma. Necesitamos mantener el diálogo entre el gobierno, empleadores y trabajadores; abrirnos a nuevas soluciones y atender con creatividad las necesidades de un mercado laboral que continuará demandando acciones para reforzar la flexibilidad, inclusión, aprendizaje, reconocimiento y equilibrio vida-trabajo.

En este contexto debemos mantener en el radar los nuevos retos y oportunidades derivados de aspectos como el nearshoring, demandará contar con una fuerza laboral calificada y competitiva para ocupar los más de 4 millones de puestos de trabajo que se crearán en el país hacia 2030, de acuerdo con el Consejo de Empresas Globales (CEG).

¿Estamos preparados? ¿De dónde saldrá ese personal capacitado? ¿Cómo lo vamos a atraer y fidelizar? Es momento de mantener la guardia y de afianzar la participación conjunta del Gobierno y del sector empresarial para generar educación y conocimientos, así como las condiciones adecuadas para esos nuevos trabajadores.

Actuemos con visión, estrategia y compromiso. México nos necesita a todos.

Con información de Expansión Política

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