2020: pronósticos del hombre pobre sobre política educativa

Conjeturo tres circunstancias alternas sobre cuál será la trama más importante de 2020 en la política educativa: 1) el guion optimista; 2) el caso contrario; y 3) el más factible.

Hoy empieza el año y es temporada de fabricar buenos propósitos o vislumbrar perspectivas de progreso personal o familiar. También es tiempo de imaginar qué pasará en nuestro ámbito de trabajo o en los temas que nos cautivan.

Hay asuntos obvios producto de rutinas institucionales que cualquier conocedor mediano de la política educativa puede asegurar que continuarán.

Por ejemplo, la Secretaría de Educación Pública perseverará en su empeño por explicar en qué consiste la Nueva Escuela Mexicana y qué resultados ofrece el Acuerdo Educativo Nacional. También escucharemos cómo la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación hará evaluaciones sin evaluar y el Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros acabará de enterrar al Servicio Profesional Docente.

No hay nada más difícil en las ciencias sociales que prever el futuro. Sin embargo, hay técnicas de prospectiva que permiten no profetizar, pero sí imaginar “escenarios posibles” sobre cierto fenómeno. Son pronósticos de “hombre pobre”; uno que no tiene patrimonio intelectual que avale sus dichos.

Conjeturo tres circunstancias alternas sobre cuál será la trama más importante de 2020 en la política educativa: 1) el guion optimista; 2) el caso contrario; y 3) el más factible. Los actores principales: la Secretaría de Educación Pública y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Por cuestiones de narrativa uso el pretérito.

Buenos deseos. En cuanto se atemperó el puente Guadalupe Reyes, la Secretaría de Educación Pública entabló reuniones con las facciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, puso sobre el tapete la rectoría de la educación, el control de las plazas y la conducción de los procesos de ingreso y promoción, o sea, el Acuerdo Educativo Nacional.

Con perseverancia, la tecnología del poder del secretario y su gente empezó a minar la ambición colonizadora sobre la educación básica que los líderes de las camarillas del SNTE buscaban perpetuar. Con debates de por medio y el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador, la Secretaría de Educación Pública consiguió disminuir el apetito del liderazgo sindical y se hizo del control de plazas, ingreso, promoción y recompensas a los maestros. Se impuso algo de racionalidad burocrática.

Teatro caótico. Las camarillas que se pelean el mando en el mundo sindical, en especial la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, se envalentonaron con las mercedes que el presidente Andrés Manuel López Obrador les concedió en 2019 y fueron por más. El ánimo principal: predominar sobre la trayectoria profesional de los maestros.

Dado que el presidente López Obrador mostró predilección por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, aunque tomó en cuenta a las otras facciones, empujó a una lucha fratricida entre las corrientes. Todas reclamaron territorios para colonizar y, aunque en la SEP hacían lo posible por resistir, fue por demás.

Las movilizaciones, tomas de casetas y carreteras, bloqueos de vías férreas por una parte y, por la otra, las presiones suaves, pero efectivas, de la cuadrilla que comanda Alfonso Cepeda Salas, y las bravatas de Elba Esther Gordillo y su pandilla afectaron el ánimo del funcionariado de la SEP que, poco a poco, cedió terreno y sólo se dedicó a cantar loas a la Nueva Escuela Mexicana. Más que actores del histrionismo educativo, parecían figuras de farándula.

Centralismo burocrático. Entre esos proscenios antagónicos, en 2020 se consolidó el centralismo burocrático en el gobierno del sistema educativo mexicano. Se acentuó el control normativo, pero la falta de recursos frenó las estrategias prometedoras de la Nueva Escuela Mexicana.

La Secretaría de Educación Pública cumplió con lo que pudo, como continuar con la actualización de pocos planes y programas, entregar los libros de texto gratuitos y poner en marcha sumarios de actualización del magisterio, pero con escasas posibilidades de dar saltos cualitativos importantes.

La inercia fue signo y destino. No hubo novedades importantes.

Lo dicho, son pronósticos sin base, son monomanías de un hombre pobre.

CARLOS ORNELAS

EXCELSIOR

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