Arranca a nivel nacional la defensa de la UAS contra diputados

La inexperiencia política y jurídica les impide conocer el terreno que pisan, y el pasado día 6 los diputados morenistas Pedro Villegas Lobo y Beatriz Adriana Zárate Valenzuela cometieron la colosal imprudencia de allanar la oficina en la que se instaló el colegio electoral donde se llevaban a cabo las votaciones para elegir líder del Suntuas Administrativos. Craso error que les puede costar el cargo.

La intromisión en la vida sindical, sobre todo con su investidura de legisladores, es causal de desafuero y juicio político. Violentaron la autonomía sindical y faltaron al respeto al órgano de elección. Por supuesto, los del Suntuas no se tardaron en presentar la solicitud formal ante el Congreso hace dos semanas.

La historia tiene un origen hasta hoy desconocido: Lobo y Beatriz cayeron en una trampa perversa que les tendió la coordinadora de los diputados federales sinaloenses, Yadira Marcos, a su vez manipulada por su asesor Florencio Posadas, quien ha desarrollado una fobia a la UAS, pese a que su padre, del mismo nombre, es un distinguido profesor investigador de la Universidad, donde, por cierto, le va muy bien.

Yadira, quien no tiene el valor de dar la cara y asumir las consecuencias de la confrontación, prefirió prestarles a Lobo y a Beatriz a su asesor Posadas para explicarles con palitos y bolitas la compleja estructura universitaria, de la cual los diputados sabían lo mismo que de viajes espaciales.

El ruido que hicieron motivó que una añeja iniciativa de Guillermo Ibarra para reformar la ley orgánica de la UAS fuera subida a tribuna. El jueves se le dio segunda lectura y pasó para su estudio a la Comisión de Educación, que preside la morenista mazatleca Flor Emilia Guerra Mena. Es un hecho que el dictamen pasará a votación. Que gane la mayoría es una posibilidad remota. Ni el PRI ni el PAN le darían un voto, los morenistas están divididos y Graciela Domínguez trae demasiado desgaste como para entrarle a operar un tema que solo le abriría un nuevo frente a los muchos que ya tiene.

Aquí el hecho es que la iniciativa propone regresar a la institución quince años atrás, primero con la elección del rector vía el voto de estudiantes y maestros y, segundo, recorrer a 25 años de labores la antigüedad para la jubilación, actualmente de 35; disparate que sería catastrófico para las finanzas de la UAS.

La elección masiva del rector es un retroceso que devuelve a la institución a su etapa aldeana. Desde la UNAM, hasta la Universidad Veracruzana, las instituciones de educación superior más avanzadas del país eligen rector mediante un consejo o junta de gobierno. Lo mismo sucede en Sinaloa con la Universidad Autónoma de Occidente y con la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa (antes Universidad Indígena). Es un avance en el proceso civilizatorio que hoy exige una estructura académica.

La UAS ya inició su defensa, y lo hizo a lo grande ayer, en la Primera Sesión Ordinaria de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) 2018, en la que Guerra Liera recibió la distinción de presidir la asamblea. Presentes, el subsecretario de Educación Superior de la SEP, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, y la máxima autoridad de Anuies, Jaime Valls Esponda.

Allí, en la mayor congregación de universidades del país (fundada en 1950, Anuies agrupa a 195 instituciones públicas y privadas), Guerra expuso el atentado a la autonomía universitaria que se gesta en el Congreso de Sinaloa, con la iniciativa en curso y otras dos más en curso. Las tres -dijo- se realizaron al margen de la comunidad universitaria «por individuos que no representan los intereses de la institución».

Por unanimidad, la Anuies acordó hacer un llamado formal a los Congresos de los Estados a abstenerse de reformar las leyes orgánicas de los planteles autónomos.

Mejor respaldo no pudo haber logrado la UAS. Y esto apenas comienza.

LUIS ENRIQUE RAMIREZ

EL DEBATE

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