Culiacán: Escuadrones de la Muerte

ÁLVARO ARAGÓN AYALA 

Ingobernabilidad. Caos. El Estado corrupto linda en la cresta de la mortal reyerta. Culiacán es capturado por el miedo. Escuadrones de la Muerte impregnan de balas los espacios citadinos y cada bando recoge a sus muertos y heridos, limpiando las escenas de los enfrentamientos. “No hay vidas que lamentar”, discursea Rubén Rocha Moya, en tanto se reporta un militar asesinado. El mandatario pide que recen a Dios para que termine su sexenio, pero las campanas de Catedral no tañen ni invitan a la oración por el gobernador. El rezo es por el pueblo. La violencia cobró carta de naturalización y la sociedad teme lo peor: un gigantesco baño de sangre.

El Culiacán turístico, el de las grandes inversiones, el del “circuito vial” y de las obras que están por venir, es puro cuento. Este lunes las calles lucen desiertas, desoladas. En cuerpo y alma, las familias se refugiaron en sus casas, temerosas de ser alcanzadas por las “balas perdidas”. Los dueños del dinero se acuartelaron en “La Primavera” y otros fraccionamientos de postín. La narcoguerra es una realidad. No es invento del imaginario colectivo. Ya se desató ¿Quién la provocó? ¿Quién obligó al rompimiento de las “pax narca” y orilló al desencuentro fúnebre?

La inseguridad irrumpió en la ciudad capital a punta de bala con el tétrico rostro de la muerte. Las ráfagas de fusil y de metralla sacaron de su letargo a la sociedad. Lo que dijo el gobierno no era ni es cierto. La delincuencia no está controlada. Jamás hubo combate al crimen ni programas de seguridad. Los carteles armados crecieron exponencialmente imponiendo su ley y levantando imperios que desafían al Estado. La plaza está en disputa. Hay afrentas. Vendettas. Odios acumulados. La seguridad de la población pende del hilo delgado de las decisiones de las “organizaciones”.

La violencia remite a la deshumanización, degradación y hostilidad, lleva a los extremos del horror, de niveles de sufrimiento que no debería existir. La violencia indica la privación de los derechos humanos a la supervivencia, al bienestar, a la tranquilidad y a la libertad. Culiacán cayó, es rehén de la inseguridad propiciada por la corrupción, la impunidad y la complicidad institucional. Las autoridades estatales se ubican en el centro de la vorágine. Carecen de estrategias para restablecer la seguridad. Se destruyó la línea de interlocución para mantener la “pax narca”. Para vivir cuando menos en el disimulo, ciegos por decisión propia.

Rubén Rocha ocultó la existencia de una violencia soterrada utilizando una accidentada retórica, mentirosa, escurridiza, para enmascararla, legitimándola, transformándola, naturalizándola. El falso utilitarismo moral falló al pretender transmutar lo incorrecto en lo correcto o aceptable, o al presentar la realidad con carácter difuso, de modo que no pudiera percibirse la realidad de un acto o un hecho violento. Le mintió a la sociedad, al pueblo sabio. Culiacán es un desmadre.

Los Escuadrones de la Muerte allanaron la ciudad rompiendo la monotonía de los crímenes silenciosos, individualizados, para ejecutar asesinatos masivos y reclamar espacios. Llegó el tiempo del horror. Los puentes, calles, se volvieron campos de guerra, abismos abiertos, “muros” levantados, territorios minados. La ciudad de las querencias políticas y de los pleitos por el Poder se convirtió en una ciudad sitiada, con retenes narcos, policiacos y militares. Es el corazón del agarre a balazos. Una ciudad de sombras y vacíos, de desolación y mortajas.

La tierra culichi huele a muerte encapuchada, a carne ametrallada, secuestrada, torturada, mancillada. Despide un olor a sangre, dolor, descontento, rabia, revisiones, violaciones, interrogatorios, en una zona citadina donde las familias se encierran a cuatro candados, como animalitos asustados, irresolutos, incompletos, para luego enterarse, en la intimidad de miedo, por las redes sociales, de la indiferencia gubernamental, el llanto de la madre o del padre, del hermano, de sueños rotos, vidas quebradas, cráneos perforados, piernas rotas.

PROYECTO 3

También te puede interesar