De la retórica residencial y demagógica

No en una, sino en varias ocasiones, el Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Juan Eulogio Guerra Liera, ha puntualizado que “la única fuerza que prevalece en el alma mater es la fuerza moral y la unidad de los universitarios”; la fuerza que da la estabilidad, los resultados y el trabajo de un conjunto de académicos y administrativos que han convertido a la institución en una Universidad de excelencia.

No es retórica del Rector Juan Eulogio Guerra Liera, es la realidad de la nueva UAS que se levantó de una crisis “existencial” para enfilarse como una de las mejores Universidades del país. De este modo, una de las claves más importantes en el desarrollo académico y el rescate administrativo del alma mater estriba en el liderazgo de su Rector.

Para entender la etapa de crecimiento que vive la UAS hay que sincronizar los hechos al trabajo de liderazgo y profundo cabildeo y gestión del Rector Juan Eulogio Guerra y entender la dinámica en que se mueve, donde participan “actores externos” o “agitadores foráneos” que intentan desacreditar la figura Rectoral, desestabilizar a la Universidad y generar desorden financiero en la institución.

El liderazgo del Rector tiene sus cimientos en sus grados académicos avanzados que le permitan entender la profundidad de las ciencias y su impacto en los estamentos universitarios; en su ética y solvencia moral que sirve de ejemplo a la familia universitaria y a la comunidad; en su capacidad de buen administrador que cuida y hace uso eficiente de los recursos asignados a la institución; en su espíritu humanista, respetuoso de los derechos de todas las personas, y justo en sus actuaciones con todo universitario.

El ejercicio de la difamación

Días atrás, en el más reciente proceso de elección de directores, en esa libertad que ofrece la UAS a su comunidad, dos que tres “agitadores externos” o “actores foráneos”, amalgamaron acciones, filtrándose en dos o tres aulas, para intentar desacreditar el método universitario para elegir a los responsables de las preparatorias, escuelas y facultades del alma mater.

En una descalificación brusca y tosca los foráneos intentaron usar a un grupo de estudiantes para que gritaran consignas, al viejo estilo uaseño, para sacar de contexto la elección de directores. No usaron con rigor científico el análisis ni siguiera el método comparativo para descalificar el proceso.

La UAS con su método de elección democrático se ubica por encima de los procedimientos que usa la UNAM, el IPN, la Universidad Autónoma de Occidente y la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa.

En la UAS, en la rigurosidad de la elección de autoridades participa un Consejo de Postulación y alrededor de 240 consejeros universitarios; la elección de directores no descansa en uno, dos o 10 hombres, como en otras universidades.

Los ataques son sincronizados

El ataque en la víspera de las elecciones no fue casual. Obedeció a la antigua maquinación de intentar desestabilizar y desacreditar mediáticamente a la Universidad Autónoma de Sinaloa.

La respuesta del Rector Juan Eulogio Guerra Liera fue contundente: “La democracia que hoy vive la Universidad es la que le permite estar en los primeros lugares a nivel nacional, y la democracia significa saber ganar y saber perder, y hoy quienes no han podido acercarse a representar a alguna de las unidades académicas les decimos: bienvenidos a la democracia universitaria y respétenla, hoy hemos escogido a 49 directores de nuestra universidad”.

La defensa del Rector no gustó a uno de los “actores foráneos” de la UAS, el ex consejero electoral y jubilado universitario Ernesto Hernández Norzagaray, quien reaccionó con “furia periodística”, como lo ha venido haciendo desde que la Universidad le negó su recontratación.

Ernesto Hernández Norzagaray es un ex universitario que goza de una pensión vitalicia mensual de más de 40 mil pesos. En el 2016, él y un minúsculo grupo de jubilados atentó, de manera incalificable, contra miles de universitarios en activo y en retiro de la UAS: no solidario con una contribución económica a un proyecto que daba viabilidad a la jubilación dinámica, “mató” el funcionamiento de un fondo, el Fideicomiso, que garantizaba por 25 años el pago de esa prestación a 5 mil jubilados uaseños.

El gobierno federal reclama la contribución económica de los universitarios, ya inscritos en el régimen del IMSS, para sostener, en coparticipación, al sostenimiento de la “doble jubilación” o pensión. En UAS ya operaba el Fideicomiso Pro Jubilación y la Federación hacia llegar aportaciones adicionales, vía el Fondo de Apoyo para Saneamiento Financiero y la Atención a Problemas Estructurales de las Universidades Públicas Estatales, para que la UAS cumpliera con el pago de este beneficio a los trabajadores en retiro.

Norzagaray fue uno de los “actores externos” que “mataron” el Fideicomiso “¡Qué importa!”, habría exclamado. Posee el señor 6 residencias en Mazatlán, cuya compra, por desconocerse el origen del dinero, está en el filo de la sospecha.

El propio Norzagaray, el 4 enero del 2016, en 15diario.com, escribió un artículo que tituló “casas, casas”. Escribió: “Una franja de los políticos mexicanos tiene una propensión natural por poseer casas ostentosas en lugares exclusivos de México, como en el extranjero, exhibirlas todas ellas como ejemplo de buen vivir y buen gusto, porque se han dado a la política y ésta les ha retribuido generosamente. Las casas que normalmente son una aspiración de vida para la media de los mexicanos, en aquellos afortunados de la vida son frecuentemente caprichos de realización económica y escaparate de que se está en la cumbre de los beneficios de la política”.

A Ernesto Hernández Norzagaray le desagradó la respuesta del Rector Juan Eulogio Guerra, lo cual no es ninguna novedad porque todo lo que huela a democracia universitaria, excelencia académica, estabilidad, institucionalidad, lo saca de sus casillas, porque trastoca su rol de descalificador del alma mater.

No le gusta a Ernesto Hernández el método de elección de directores porque deja afuera de la contienda a gritones y pelafustanes, para dar paso a quienes aporten conocimientos al desarrollo de los planteles y del alma mater, lo cual bajo la óptica de Norzagaray no es legítimo, como tampoco lo es para él que en el exterior, en la participación política, la UAS sea plural, un almácigo de militantes y de virtuales candidatos de todos los partidos políticos –Morena, PRI, PT, PRD, PAS, etc., porque para él, el “doctorante” Norzagaray, sólo existe un partido en el espacio universitario.

En el marco de la autonomía, el debate y la contribución académica son la esencia de la participación democracia participativa; está presente en los proyectos de Universidad. La presentación de proyectos técnico-académicos y de gobierno en cada una de las unidades académicas ofrece el espacio para el contraste de diagnósticos y soluciones colectivas y para la evaluación seria y permanente. La representación en los Consejos Técnicos escolares, el Consejo de Postulación y el Consejo Universitario marca un hito en la estabilidad y armonía en que se desarrollan los procesos de elección de directores.

Si no le gusta a Norzagaray, ni modo, los universitarios no cumplen antojos personales ni enderezan “doctorantes”…

El liderazgo de Eulogio Guerra

En los días de mayor crisis, 2016, 2017 y 2018, el Rector Juan Eulogio Guerra Liera gestionó recursos en las diferentes instancias de gobierno para hacerle frente al cierre de esos años y en el mismo 2018 y a principios del 2019 estableció compromisos con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de transparencia, rendición de cuentas y austeridad financiera, que cumplió al pie de la letra.

Para la UAS el cierre del 2019 es crítico. Las Universidades del país demandan más presupuesto y los sindicatos de académicos y administrativos exigen que no se escamotee el pago de sus prestaciones laborales –alzas salariales, jubilaciones, etc-., Los sindicatos ya se fueron a un paro laboral exigiendo más recursos para las Instituciones de Enseñanza Superior en las que laboran.

En la coyuntura, unos enemigos de la Universidad Pública han calificado a las instituciones como “entes del neoliberalismo”, cuando las comunidades universitarias han combatido la política económica salinista-priista que ha flagelado al país; otros pretenden desacreditar a los Rectores para restarle capacidad de gestoría.

En la UAS el ejercicio del presupuesto ha sido transparente. La desaparición del Fideicomiso ProJubilación es responsabilidad de “actores externos” y de tribunales judiciales corruptos, de esos que señala el propio presidente Andrés Manuel López Obrador de aplicar o “distribuir” la justicia con parcialidad, ocasionando daños a la sociedad.

El Rector de la UAS no ha dado ni un paso atrás: sigue al frente para conseguir los recursos que se necesitan para cerrar el año, continúa gestionando con el propósito de obtener un mayor presupuesto para atender el alza en la matrícula y la obligatoriedad y gratuidad de la educación superior y para garantizar a los jubilados el pago de su prestación.

Hay liderazgo fuerte, afanoso, en la UAS, la cual está llamada a ser faro de luz y a inculcar conocimientos como eje motor de las investigaciones, para expandirla en beneficio de toda la comunidad; esta convocada a ser un centro facilitador de debates e intercambios de ideas; libre de cadenas de persecución y linchamientos por el único hecho de contribuir al crecimiento universitario.

El liderazgo de Juan Eulogio Guerra se eleva por su visión modernista de la universidad y conocimiento del papel que juega la institución en este mundo globalizado; entiende la educación, la ciencia y la tecnología como pilares del desarrollo de Sinaloa y del país.

El Rector es el líder con las suficientes fortalezas que seguirá luchando por los recursos que la Universidad necesita para atender los compromisos laborales con los académicos y administrativos y sabrá hacer respetar el sagrado principio de la autonomía de la institución contra los atropellos y abusos foráneos.

José de Jesús Aragón Fonseca

POR TIERRA

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