DOS DE OCTUBRE UNA FECHA QUE NO SE BORRA

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

La libertad deseada como doctrina universal, fue callada por las bayonetas militares. México, se enlutó con la sangre derramada. Jóvenes masacrados por la brutalidad militar.

La revuelta como fue llamada quedó disuelta con el uso de tanques y metralletas. Ahora afirma el Presidente, como justificación grotesca, que no fueron los soldados sino el Estado Mayor Presidencial quien causó aquella horrenda masacre. Muchos años han pasado, Tantos años que han pasado y el recuerdo perene prevalece.

Ofende la memoria de los caídos y perseguidos por el régimen arbitrario de la época, la afirmación del Presidente tratando de salvar la deshonra militar. El dos de octubre de 1968 quedará por siempre en la bota militar la sangre derramada de muchos jóvenes que con ilusión clamaban libertad y lucha por sus ideales.

Gustavo Díaz Ordaz, el villano que ordenó a los soldados que pusieran fin a la rebelión de los jóvenes estudiantes. No midió las consecuencias y la historia lo ha juzgado. Asesino de jóvenes estudiantes enlutando el altar de la patria.

Diferencias ideológicas entre iguales de centros educativos diferentes, fue el detonante para las confrontaciones callejeras, fue el pretexto para ordenar a los granaderos que intervinieran y apaciguar el descontento de los jóvenes.

Determinación equivocada la del gobierno, ordenar la represión masiva que atender las demandas que planteaban las masas inconformes. Voluntad política fue lo que hizo falta, no hubo imaginación inteligente para atender y resolver las demandas que se planteaban. La represión bestial fue la orden que se dio.

La historia de lo sucedido ese dos de octubre, sigue sin encontrar definiciones completas y uniformes. Prevalecen las versiones encontradas. Los dirigentes del movimiento social de octubre no han sido fieles en sus afirmaciones. Algunos fueron apresados, otros huyeron al extranjero y otros fueron asesinados.

El que esto opina es poco lo que sabe de los hechos ocurridos aquel octubre ya lejano, era todavía un joven desorientado para saber la causa del suceso. Algunas obras se han escrito en las que destacan las de Luis Spota (La plaza); Luis González de Alba (Los días y los años), Elena Poniatowska (La noche de Tlatelolco); Carlos Monsivais y Julio Sherer (Parte de guerra) y Paco Ignacio Taibo II (68), entre otros.

Las cifras de las víctimas caídas en esa fecha triste y recordada, todavía no se dan con claridad, tampoco la de los desaparecidos que fueron numerosos. De los detenidos, muchos fueron torturados, y algunos no pudieron resistir el tormento que les aplicaron y la vida se les fue con el dolor y el sufrimiento.

Pasaron algunos años y la tranquilidad volvió con aquellos jóvenes inconformes. Los presos, los perseguidos políticos y los que se fueron al extranjero, el gobierno los indultó. Hoy participan organizados en el partido político de su elección. Los principios democráticos los cobijó.

55 años han pasado de aquella fecha negra en la historia mexicana. Una mancha que no se podrá borrar así pasen siglos y milenios, aunque a las bayonetas asesinas ahora las quieran defender.

Hoy, provocan de nuevo, la rebelión de los jóvenes. Violentar la autonomía, es ofender las libertades de muchos que quieren ser mejores sin la intromisión del gobierno. La lucha memorable de muchos jóvenes mártires del 68, sus espíritus podrían regresar animados en enfrentar a gobiernos autoritarios y antidemocráticos.

Líderes sinaloenses del 68, ya no están. Los que están, han sucumbido al canto seductor de un gobierno que los atrapó. La ideología política que los distinguió se esfumó por los pesos monetarios que recibieron y les gustó. Ahora son gobierno y se olvidaron de la lucha que los abanderó.

La Universidad Autónoma de Sinaloa, ante la traición de los que dijeron defender su autonomía, podría escribir nuevas páginas en su lucha por la defensa de su autonomía y enfrentar con todo a un gobierno autoritario que mucho daña a la sociedad, al Estado y al País. Ayer marcharon estudiantes rosalinos en todo el Estado, se escuchó una voz fuerte y vigorosa, el gobierno no puede desoír el mensaje que le mandaron.

La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.

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