Elba Esther Gordillo un 24 de abril

Presiento que hoy la señora Gordillo refrendará su anhelo de volver a comandar el sindicato. La dueña de trayectorias sindicales y políticas de sus allegados; su sueño: volver a ser tratada por el Presidente conforme a la estatura que supone tener

A querer o no, Elba Esther Gordillo es un personaje de la vida política nacional, personaje de controversia y riqueza inmensa. Hoy, hace 30 años, que el presidente Carlos Salinas de Gortari la impuso como secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Aunque hay otras efemérides destacables, sospecho que ésta será nota, tal vez ella la aproveche para saltar de nuevo a la palestra para criticar la «reformita» del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Acaso hasta ofrezca material para acrecentar la bibliografía que circula sobre ella. Quiere volver, pero a fe mía que no las tiene todas consigo.

En el almanaque, el 24 de abril es rico para celebrar:

Por ejemplo, dos presidentes de México, Sebastián Lerdo de Tejada (1823) y Manuel Ávila Camacho (1897) nacieron en un día como hoy.También el inefable Fidel Velázquez Sánchez, en 1900 y uno alegre, al menos para cinéfilos, Shirley MacLaine, en 1934.

Pero si algo hay en las planas de hoy será el del ascenso de la señora Gordillo al pináculo de donde la sacó Enrique Peña Nieto el 26 de febrero de 2013.

La señora Gordillo es una protagonista notoria cuya vida ha dado para que periodistas y académicos hayan escrito millones de palabras analizando sus hechos y dichos:

Los textos de Ricardo Raphael, Los socios de Elba Esther (Planeta, 2007), Arturo Cano y Alberto Aguirre, Doña Perpetua (Random House Mondadori, 2007), José Martínez, La maestra: vida y hechos de Elba Esther Gordillo (Océano, 2013, nueva edición) y José Luis García Cabrera, Elba Esther: la maestra que nunca se fue (19.51, 2018) la pintan de cuerpo entero.

Reseñan sus años de pobreza, el sufrimiento de viuda joven con una hija y un riñón menos, su ingreso a la docencia por vía del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM) –nunca fue normalista–, su método para escalar puestos en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y trepar en la jerarquía que comandaba Carlos Jonguitud Barrios. Relatan su cercanía con él y cómo lo traicionó.

También los modos humillantes con que trataba a sus vicarios siendo ya la jefa del SNTE. Además, plasman sus relaciones con políticos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y luego de todas las corrientes, su oratoria y hasta anécdotas de brujería y baños con piel y sangre de león.

Examinan cómo sus seguidores, después de hacerlos millonarios, le eran fieles y aguantaban insultos y malos tratos. También apuntan que era temida por políticos de todas las facciones y que doblegaba la voluntad de gobernadores que osaban oponerse a sus deseos.

Fue interlocutora predilecta de cuatro presidentes de la República. Y, aunque actuaba como fiera y con astucia zorruna, la fortuna dejó de sonreírle cuando no interpretó el mensaje del entonces presidente electo, Enrique Peña Nieto. La soberbia la perdió.

La señora Elba Esther Gordillo patrocinará una serie basada en su vida, en su versión de su vida, en Netflix.

No obstante, pienso que para entender mejor su condición hace falta una novela de tipo sicológico que retrate su avidez por poder y opulencia.

El subtítulo del libro de José Luis García Cabrera: truculenta crónica de poder, traiciones, mentiras, ambición y asesinatos resume el argumento.

El autor lo escribió después de que la señora Gordillo salió de prisión y, según él, desde su penthouse de Polanco conspiraba para que Andrés Manuel López Obrador desplazara al PRI y, una vez en el poder, la recompensara devolviéndole el control del sindicato.

Los autores de esos libros se meten en la sicología de la señora Gordillo. García Cabrera lo hace con afán de adivinanza, presagia que más que nada desea vengarse de sus enemigos y que lo hará desde el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Presiento que hoy la señora Gordillo refrendará su anhelo de volver a comandar el sindicato. La dueña de trayectorias sindicales y políticas de sus allegados; su sueño: volver a ser tratada por el Presidente conforme a la estatura que supone tener. Encima, ya le devolvieron todo.

Sin embargo, al presidente Andrés Manuel López Obrador no le gusta compartir el poder.

La señora Gordillo no volverá.

Por: Carlos Ornelas

EXCELSIOR

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