ELECCIÓN DOMINADA POR EL CONTROL GUBERNAMENTAL
Alfonso Carlos Ontiveros Salas
Desde el Palacio Nacional ya se fraguaba el posible resultado que se obtendría después de la votación el día de ayer dos de junio. Una elección de estado.
La tribuna pública del Presidente quiérase o no aceptar fue un factor preponderante para que la elección resultara en favor de la candidata del morador de Palacio Nacional. El Instituto Nacional Electoral no tuvo los arrestos para detener esa andanada de comentarios de apoyo a la corcholata presidencial.
Larga vida a nuestros principios de respeto a valores esenciales en los procesos electorales. Ni en los viejos tiempos de control absoluto del PRI se había visto tanta injerencia de un Presidente en una elección. Era necesario para asegurar la continuación de un gobierno que le ha quedado a deber y mucho a la sociedad que le otorgó el voto el 2018.
Fue una actividad intensa porque pusieron a funcionar toda la estructura del gobierno. Recurrieron a las antiguas formas de control político cuando reinaba el Partido Revolucionario Institucional, en el que el voto corporativo fue prácticamente decisivo en el resultado de esta elección.
Las dirigencias de los sindicatos tuvieron una intervención que no dejó dudas de los compromisos políticos que se adquieren cuando ocupan un liderazgo de ese tipo. Viva el rey muera el rey.
Los resultados de la elección si bien dejan claro que la candidata morenista a la Presidencia de la Republica ganó. También es cierto que mucho de los votos que obtuvo fue producto de las evidentes intervenciones del Presidente desde la tribuna pública que utiliza diariamente en las “Mañaneras del Presidente”.
Es cierto que todavía falta conocer el computo definitivo para conocer de que manera quedará compuesta las cámaras de diputados y senadores. Lo grave en esta elección es que un solo partido obtenga una sobrerrepresentación en el Congreso y que eso ponga en riesgo el equilibrio constitucional de las instituciones.
El llamado a los mexicanos fue que salieran a votar y ese llamado parece que si fue atendido por el electorado tan es así que durante la jornada electoral se observó una presencia muy numerosa de ciudadanos votando. Como ciudadano, vaya mi reconocimiento a la candidata ganadora a la Presidencia de la República.
Lo importante no solo es saber como quedará estructurada la composición de las Cámaras encargadas de legislar, sino las incertidumbres que ello ocasiona por el conflicto que actualmente hay entre el Poder Ejecutivo Federal con la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta elección no puede poner en peligro los equilibrios constitucionales que son el sustento de nuestros principios democráticos. Hay que esperar.
Sinaloa, se encuentra de igual forma en una incertidumbre respecto de los resultados de como quedará conformado el Congreso local y los Ayuntamientos de la entidad. Las notas que dan los diarios no son del todo alentadoras para la Alianza opositora a Morena.
Como ciudadanos tenemos de derecho de opinar y asumir posturas de respeto a nuestras convicciones. Muchos se manifiestan contrarios y hasta ofensivos en algunos casos. Lo cierto es que debemos sentirnos satisfechos de tener la oportunidad de podernos manifestar libremente. Es un privilegio que recibimos de esos principios democráticos que tenemos que defender.
Vendrán tiempos difíciles, pero sorteables. El gobierno no debe continuar con una postura intransigente en la solución de los conflictos que han mantenido al Estado y sus habitantes en plena zozobra. La gobernabilidad debe priorizarse que seguir confrontados con sectores importantes de nuestra sociedad como la Universidad Autónoma de Sinaloa, entre otros.
¿Qué vendrá en los tiempos de corto y mediano plazo? ¿Seguir enfrentando posturas revanchistas? ¿Mantenerse en absoluta defensa la comunidad universitaria rosalina por los resultados electorales que alienten nuevas agresiones en contra de la Universidad Autónoma de Sinaloa y directivos universitarios? Habrá que esperar y estar en alerta.
La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.
¿Usted qué opina?
