La amarga realidad del fracking

Son muchos, quizá demasiados los ejemplos de lo lentos que somos los mexicanos, como pueblo, como nación, para incorporarnos a las nuevas tecnologías. En múltiples ocasiones nos hemos sentido lastimados y ofendidos cuando nos comparan con otras naciones del planeta, diciendo delante de todos que México está atrasado veinte, cincuenta o más años en tal o cual ámbito.

Como si esas cosas fueran tan fáciles de medir, y menos cuando que mal que bien, allí vamos saliendo, el país no está tan bien como pudiera, pero durante un par de décadas ocupamos la posición de décima economía del mundo, y si nos estamos cayendo, no quiere decir que no podamos recuperarla en un plazo relativamente corto, si es que ese es el interés, porque también puede ser que sea otro, como lo ha dicho con la seriedad del caso el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es más importante la felicidad que el crecimiento económico.

Quien sabe en esta administración, pero en las anteriores de corte priísta y panista, era una constante el que para innovar en casi cualquier cosa, se prefería antes que desarrollar un modelo propio creado a partir del diagnóstico y análisis de nuestra realidad particular, el importar un esquema que se hubiera probado como funcional en otro país… para resolver problemas parecidos, pero que no eran nunca iguales por el simple hecho de que las circunstancias, el momento y la población son diferentes.

México llegó tarde, solo por mencionar algunos casos en distintos ámbitos, a la producción de electricidad a partir de energía nuclear, llegamos tarde y nos quedamos con una sola planta, más de muestra que como una política de estado para utilizarla; México llegó tarde, tardísimo a la administración racional de los fondos de pensiones, tarde y con muy poquitas ganas de entrarle de lleno a la cuestión, mejor prefirieron mandar el problema a tres décadas adelante, precisamente ahorita, que comienzan las jubilaciones con el modelo adoptado hace treinta años, y que quedó demostrado que no era el correcto.

¿Ha escuchado usted que en México se expenden medicamentos y utilizan preocedimientos médicos que no están autorizados en otros países?, pues tal cual, muchos de los químicos que se desechan por peligrosos en otros países, vienen a dar acá porque pues hay que venderlos, ni modo de tirarlos cuando todavía pueden ofrecer ganancia para alguien; Del modelo educativo conocido como Nueva Escuela Mexicana se ha dicho que enviará al sistema educativo nacional a cuarenta años en el pasado, y así para todo, pareciera que nos da miedo equivocarnos confiando en las ideas, estrategias y capacidad para enfrentar los problemas de los mexicanos, mejor lo traemos de fuera, esperando que funcione bien.

Pero esta inocultable lentitud para enfrentar los problemas podría tener una ventaja importante: la de verificar que ese modelo que se pretende adoptar… de veras funciona, ahora sí que la prueba del tiempo es un lujo que se pueden dar los lentos, y que los veloces por andar con sus procesos de innovación, tienen que entrarle a las correcciones urgentes, que a veces resultan tremendamente costosas.

El chiste es muy viejo pero muy apegado a la realidad mexicana, nosotros apenas vamos, cuando los otros ya vienen de regreso, y si tuviéramos el cerebro bien plantado, aprovecharíamos el conocimiento, no solo del modelo inicial, sino de las correcciones que se le van haciendo, incluso podríamos pensar: mejor no le entramos. Pero no, los mexicanos, como pueblo y como gobierno, no somos de los que aprendemos en cabeza ajena, sí, los otros se equivocaron, sí a los otros les fue mal, pero nosotros tenemos mejor suerte, somos más listos, y allá vamos.

Uno de los temas de moda en el mundo es el fracking, técnica para la extracción de gas y petróleo almacenado en los yacimientos de piedra de esquisto o lutita, y que se ha convertido en un boom en los Estados Unidos y otras partes del mundo, al tiempo que en otros lugares ha sido prohibido por los daños que se sospecha que puedan causar al medio ambiente y a la población.

Pues bien, mientras que en Estados Unidos el uso de la fractura hidráulica ha dado un vuelco a la política energética de la nación que más energía consume en el planeta, al grado de hacer innecesaria la importación de hidrocarburos y hasta poder exportarlos, en nuestro país todavía estamos con que si se prohíbe o no, se explora de a poquito y todavía nos hallamos en la etapa en que cuesta más usarla que no usarla.

Pues bien, la semana pasada el prestigiado Wall Street Jounral, publicó un interesante y revelador estudio, en el que de manera sintética pero golpeadora dice que el boom del shale norteamericano está perdiendo dinamismo, para que se escuche más feo todavía, se está haciendo lento.

En un entorno mundial en el que la seguridad energética es vital, pensando en los recientes atentados terroristas a la infraestructura petrolera de Arabia Saudita, se reporta que el crecimiento de la producción de hidrocarburos en los Estados Unidos fue de menos de uno por ciento en el primer semestre del año 2019, por comparación con un saludable y satisfactorio 7% del mismo período del año precedente.

La explicación que da el reportaje de Christopher Matthews es que la industria está enfrentando “profundos problemas operacionales”, no siendo el menor de ellos que la producción en los pozos es menor que la calculada, debido principalmente a que en la práctica, se perforaron pozos demasiado cerca unos de otros… y mire lo que son las cosas, cuando platicamos con algunos conocedores del tema en la Cuenca de Burgos, lo que nos explicaron es que sí, había gas shale y petróleo en los municipios norteños de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, que a la hora de la perforación y la inyección de los químicos, salía el hidrocarburo que daba gusto verlo, pero lo malo es que la presión no se sostenía… a los pocos días llegaba a un nivel, que lo mejor que se podía hacer es abandonarlo e irse unos cientos de metros más adelante, para comenzar otra vez.

Pues esto mismo que nos contaron hace cinco años, forma parte de un cuerpo de información que ha puesto a pensar a los especialistas y financieros que definitivamente no se puede confiar en el fracking para mantener un abastecimiento continuo de hidrocarburos para alimentar el mercado mundial, a tal grado llega la llamada de atención, que se atreven a decir que si bien no se puede hablar todavía de una caída a corto plazo, sí se estima que está llegando a una meseta de la que no podrá crecer más.

Ahora lo de México, si en Estados Unidos el fracking ya llegó a su punto máximo, en escasos diez años, ¿qué sentido tiene invertir mucho dinero y poco capital político en una técnica que se va a agotar antes que saque al país de pobre, como creen y prometen?, los datos están allí.

Horacio Cárdenas Zardoni

Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila

DIARIO DE COAHUILA

También te puede interesar