La autonomía no viene de afuera
Desde el punto de vista etimológico, se llama autonomía universitaria a la entidad o institución científica-educativa que se rige por su propia ley, es decir, que depende de normas dictadas por sus universitarios en activo y no por grupúsculos externos. La autonomía no viene de afuera. Si así fuera se estaría violando la autonomía.
La relaciones entre las universidades y el Estado deben ser de mutuo respeto, cada cual dentro del campo de atribuciones que le corresponde.
Es la comunidad universitaria en activo, no quienes ya cumplieron con su ciclo laboral, no aquellos que no participan en su proceso de desarrollo, quien en el ámbito de su autonomía norma o conduce los procesos de cambio en sus instituciones.
A través de distintas jurisprudencias desde los años ochenta el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha refrendado, en términos constitucionales, que “autonomía” es sinónimo de 1.- AUTOGOBIERNO y 2.- AUTONORMACIÓN.
El primer concepto significa que la Universidad se organiza y se da sus propios órganos de gobierno sin la injerencia de algún órgano del Estado, ni siquiera a través de algún juicio o recurso ordinario ya que de aceptarse se estaría mermando esta figura de la “autonomía” de rango constitucional; el segundo concepto significa que es la propia Universidad la que establecerá sus propios lineamientos de Gobierno a partir de la Constitución y de su Ley Orgánica.
Este concepto de “autonomía” universitaria es una conquista de los universitarios que la lograron desde hace mucho tiempo: con la autonomía solamente se puede conseguir que la Universidad sea crítica, científica y popular, de otra manera la educación sería acotada a un modelo gubernamental de enseñanza, la libertad de cátedra se vería mermada y la ciencia no sería tal.
Ha sido la propia SCJN la que ha sido la más ferviente defensora de esta autonomía universitaria, y ha excluido que a través del juicio de amparo y de las controversias constitucionales sean enjuiciados los actos de esas Universidades Autónomas, por tal, la autonomía es incuestionable ante los órganos del Estado.
El Pleno de la SCJN ha determinado que la autonomía universitaria es sinónimo de autonormación y autoregulación, y que el Estado no puede “intervenir” bajo ningún pretexto, menos aún, si estas Universidades prevén sus órganos de Gobierno, y que el amparo es un instrumento en contra de las autoridades públicas, en cuya relación es de autoridad a gobernado, y que en las Universidades Autónomas no existen esta relación de supra a subordinación, porque la Universidad no es un Estado dentro de otro Estado, sino que es una figura que regula administrativamente o laboralmente los actos de su comunidad universitaria.
Las relaciones que existen en esos entes universitarios, no son de autoridad a gobernado, cuya característica se da únicamente entre el Estado y los Gobernados. Por lo tanto el amparo es improcedente en contra de sus actos o determinaciones.
Es claro pues, que ninguna autoridad puede cuestionar los actos o decisiones de esas Universidades Autónomas en ejercicio de esa autonomía.
La Jurisprudencia de la SCJN ha refrendado, insisto, que la autonomía universitaria es sinónimo de autonormación y autoregulación, y son las comunidades universitarias a través de sus propios órganos de Gobierno: 1.- Consejo Técnico. 2.- Consejo Universitario. Y, 3.- Asamblea Universitaria, las responsables de decidir sobre su presente y su futuro, excluyendo a grupúsculos externos y ex trabajadores que están fuera del ejercicio académico y administrativo de las instituciones de enseñanza superior.
Hay violación de la autonomía cuando el Estado, por cualquier medio, coarta la independencia académica de la Universidad o impide que ella se rija internamente; se atenta contra la autonomía cuando cualquier entidad o fuerza externa interviene en la vida de la Universidad, sea alterándola, dificultando el cumplimiento de sus tareas o limitando de un modo o de otro las libertades que la sustentan.
La autonomía universitaria no viene de afuera…
