La simulación democrática sigue presente en la vida de varios sindicatos: CILAS

Blanca Juárez

A cuatro años del inicio de la reforma laboral, hay “signos de consolidación”. Pero la falta de transparencia de las instituciones y la escasez de personal para vigilar los procesos que marca el nuevo modelo están abriendo huecos por donde se cuelan las viejas formas de operar de algunos sindicatos, concluye el Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS).

Este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, vence el plazo para que los sindicatos pongan a consulta de las bases el contrato colectivo de trabajo (CCT). Antes de conocer el balance de las autoridades, una investigación de CILAS muestra que 5% de los que ya se dieron por legitimados “no contaron con el voto favorable de por lo menos el 50% más uno de los trabajadores cubiertos por dicho CCT”.

El artículo 390 Ter de la Ley Federal del Trabajo (LFT) mandata que las legitimaciones deben contar con el respaldo de la mayoría simple de los votos. Pero sindicatos afiliados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) lograron filtrar sus contratos no avalados por la mayoría para que sigan vigentes por al menos otros cinco años, advierte el Centro.

Para el grupo de especialistas que llevó a cabo esta larga indagatoria, lo anterior “indica que existió poco cuidado de los criterios para que estos procesos fueran validados y, por tanto, legitimados”. Además, sienta un precedente para que la interpretación de la ley tenga una base política y no jurídica, advierten.

El informe El cambio que no termina de llegar: La reforma laboral a 4 años señala “las sombras por las que la simulación de democracia sindical está operando”. Es decir, todo el proceso que conlleva la legitimación, como entregar el contrato por escrito a todo el personal sindicalizado, esperar a que lo lean y luego preguntarles mediante el voto personal, libre, directo y secreto está siendo fingido por algunos sindicatos.

“Es clave valorar la necesaria acción de las autoridades laborales ahí donde se violen derechos, sin por eso pasar la frontera de no respetar la autonomía e independencia sindical, hecho que no ha sido el caso en distintas expresiones del sindicalismo independiente y democrático”, sostiene el grupo de laboralistas.

Los tres caminos de la reforma

Alrededor del 20% de los 139,000 CCT vigentes fueron legitimados. Los contratos que no hayan pasado por ese proceso, o no están en el registro de las autoridades laborales para que en menos de dos meses sean puestos a consulta, ya no son válidos.

Hay tres escenarios que podrían ocurrir ahora, según Willebaldo Gómez Zuppa, uno de los autores de la investigación. El primero es que los sindicatos no democráticos dejen pasar el trámite deliberadamente para, aparentemente, empezar de cero y competir nuevamente por la representación sindical.

La constancia de representatividad sindical, así como la legitimación, son dos de las medidas creadas en la reforma laboral. Sólo aquellos sindicatos que cuenten con al menos el 30% del apoyo de las personas trabajadoras pueden negociar un CCT con la empresa.

El segundo escenario, dice Willebaldo Gómez, es “el paraíso de las empresas”. Es decir, al ya no a ver contrato colectivo con previsiones superiores a la ley, podrán meter reversa a esas conquistas laborales y otorgar a penas lo mínimo.

“El gran peligro que ya se perfila, con los días contados para hacerse realidad, es que la concepción neoliberal empresarial, se imponga cuando nos despertemos el 1 de mayo (1 de agosto) con la imposición política de que la libertad sindical es aquella libertad individual de tener o no tener sindicato o, bien vista, la de que ‘no hay mejor sindicato que el que no existe’”, señala el informe.

Por último, “y eso es lo que más esperamos que ocurra”, agrega Willebaldo Gómez, es que “el movimiento sindical auténtico” aproveche esta ventana y ocupe los lugares que dejaron algunos sindicatos antidemocráticos.

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