LAS AUTORIDADES PERDIERON EL RUMBO, QUE FRACASO

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

La fuerza de apoyo a las labores de seguridad pública se rinde. La milicia se rinde. No tiene capacidad para lograr la paz de los sinaloenses.

La sociedad quedó perpleja. El mando militar de mayor rango en Sinaloa, el General Jesús Leana Ojeda, Comandante de la Tercera Región Militar, reconoció que volver a la paz no depende de las fuerzas de seguridad sino de los grupos criminales. Un mensaje que sonó como aliento al criminal y desaliento para la sociedad que se debe proteger.

No se puede omitir que la entidad atraviesa una ola de violencia sin precedentes por el choque entre las dos facciones más visibles y con poder bélico, del Cártel de Sinaloa. La traición ocurrida y detención de Ismael Zambada García “El Mayo Zambada” el pasado 25 de julio, puede ser la causa de ese conflicto que ha ocasionado terribles consecuencias a la tranquilidad sinaloense.

Una policía civil diezmada por decisiones políticas y de complicidad, ha reducido peligrosamente la fuerza de prevención y reacción policial descalificándola porque según el gobierno es un nido de corrupción. Hombres y mujeres injustamente denostados por las corruptelas de los mandos políticos estatales y municipales.

Las causas de esa corrupción no han sido ni es responsabilidad de los elementos policiales sino de los mandos designados al frente de las instituciones policiales por los gobiernos en turno. Sembrar las instituciones policiales con elementos debidamente seleccionados y formados en la institución policial, seguro que tendríamos policías confiables, con pertenencia a la función y sobradamente profesionales.

El uso de las fuerzas armadas en labores de policía ha sido un error histórico porque al soldado y al marino se les ha deshonrado en la alta misión que tienen como defensores de la soberanía nacional, de las instituciones nacionales y de la patria. Ha sido un mentiroso sistemático afirmar que la milicia puede realizar labores de policía. La misión del soldado y del policía podrían tener algunas afinidades, pero otras incompatibles en su formación.

La disciplina y la obediencia ciega al mando supremo del ejército, la fuerza aérea y la marina, no es compatible con la misión constitucional de las fuerzas armadas. Los titulares de la sedena y sedemar, con el debido respeto, no han tenido el valor ni la autoridad suficiente para imponerse ante el Presidente de la República de que la misión castrense deberá ser respetada con honor y lealtad a la misión constitucional que les ha sido encomendada y no utilizarlo en funciones deshonrosas a conveniencia del Ejecutivo Federal (constructores de aeropuertos, refinerías, ferrocarriles, custodiar aduanas, etc.)

Hay un círculo de Generales, Jefes y Oficiales que deben resolver una situación que trasciende a la misión histórica del defensor de la patria. Se tiene que dar marcha atrás para recuperar al soldado y también al policía. Lo expuesto por el General Jesús Leana Ojeda, no fue lo más afortunado para la seguridad de los sinaloenses. Pero es un recordatorio eficaz de que el soldado no es un elemento para vestirlo de policía ultrajando su función.

Las naciones del mundo cambian de manera acelerada en sus sistemas de mejoramiento continuo en la formación militar. Las tecnologías de guerra cambian continuamente y el soldado debe estar a la altura de esos retos que impone la seguridad mundial. La perfección de las habilidades del soldado es un elemento vital para la protección y defensa de la soberanía nacional.

El problema no es el policía o el soldado. La contrariedad, son los gobernantes y políticos corruptos en los diversos órdenes de gobierno, esos son los que han hecho y siguen haciendo mucho daño a la salud institucional en las corporaciones de policía y de las fuerzas armadas. La sociedad es la más afectada con esa corrupción incesante.

Sinaloa enfrenta una crisis en su gobierno, pero la paz y la seguridad ciudadana sigue siendo su responsabilidad. y jamás del delincuente. La sociedad de Sinaloa merece por lo menos, una disculpa por lo dicho por el Gral. Leano Ojeda.

La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.

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