Los combates de Navidad por el SNTE

El primer desafío lo dio la exlideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Elba Esther Gordillo se estrenó en Twitter desenterrando su hacha de guerra, si bien con palabras de aliento para los maestros: Hay tanto que decir y tanto que hacer, que sólo quiero reconocer el trabajo de mis compañeras maestras y compañeros maestros; a todos los trabajadores de la educación, la vocación, el cariño y el esfuerzo con que se levantan para forjar el hoy y el mañana de México.

Aunque en esta temporada se hable de paz, amor, entendimiento y se abrace la gente más que de costumbre, la diatriba entre las facciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación no da tregua. Las batallas para ganarse la voluntad del magisterio se dan en las redes sociales. No obstante, por unas semanas, militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y estudiantes de escuelas normales no tomarán las casetas de peaje ni bloquearán vías férreas; los revolucionarios también descansan.

El primer desafío lo dio la exlideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Elba Esther Gordillo se estrenó en Twitter desenterrando su hacha de guerra, si bien con palabras de aliento para los maestros:

Hay tanto que decir y tanto que hacer, que sólo quiero reconocer el trabajo de mis compañeras maestras y compañeros maestros; a todos los trabajadores de la educación, la vocación, el cariño y el esfuerzo con que se levantan para forjar el hoy y el mañana de México.

De inmediato anunció su regreso a la disputa: “No tengan duda, mi anhelo es éste y que mi lugar es y será siempre al lado de los maestros y maestras de México”. No vacila, quiere regresar.

Alfonso Cepeda Salas no se quedó atrás y en un video presumió sus logros y los de su facción que, a decir verdad, no son pocos. Sobresale la basificación de más de 160 mil interinos que nunca presentaron concurso o, si lo hicieron, no quedaron seleccionados. No lo mencionó, pero su palma más importante es que, paso a paso, sus fieles recolonizan el gobierno de la educación básica en al menos 16 estados. Respaldó al presidente Andrés Manuel López Obrador y abogó por la Nueva Escuela Mexicana. ¡Alineado, pues!

La CNTE celebró sus 40 años de brega. Tiene grandes triunfos que exhibir, como la abolición de la Reforma Educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto y tener contacto directo con el Presidente y los secretarios de Educación Pública y Gobernación, además de guardar bajo sitio a los gobiernos de cuatro estados e influencia creciente en otros 10.

Quién sabe cómo venga la reforma laboral que se impuso por el T-MEC; la democratización que llegó del imperio. En los sindicatos habrá elecciones a través del voto directo y secreto, dice la ley. Pero todas las facciones del SNTE son expertas en pasarse la norma por el arco del triunfo. Los maestros de base cuentan poco para la política sindical, es un asunto de profesionales, de cuadrillas que se enquistan en el poder y no lo quieren soltar.

El poder, dice mi amigo, El Maestro, es una enfermedad incurable. Cita a clásicos y contemporáneos para cimentar su máxima. Por eso, la señora Gordillo no se resigna al retiro, extraña la miel del dominio y sus derivados.

Empero, con todo y nuevas leyes laborales, la Cuarta Transformación se encamina hacia la reconstrucción de la presidencia imperial. El presidente López Obrador, a fe mía, será el árbitro en esa riña. Aunque su corazón está con la CNTE, la tribu de Cepeda Salas le ofrece paz y subordinación. La señora Gordillo presagia tormentas, más cuando tendrá de nuevo un partido político para respaldar sus ambiciones.

Será el Presidente quien decida cómo se logrará “la unión del magisterio nacional”. El dilema que preveo es si tomará decisiones con las entrañas o con su espíritu pragmático.

Los combates de la Navidad parecen el exordio de batallas mayores. Las luchas al interior del SNTE no se quedan allí, tienen consecuencias —y vaya que son graves— en el sistema educativo mexicano. Las camarillas hacen parecer sus batallas por el poder como propuestas para mejorar la educación y la vida de los maestros, pero en la realidad meten a las escuelas en un torbellino. Los alumnos son los primeros afectados.

CARLOS ORNELAS

EXCELSIOR

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