Los Volantes que cayeron del Cielo

Un anónimo madrugador que hace señalamientos sobre un cartel llamado de “Los Sapitos” circuló por varias ciudades del Estado
Su movimiento abriría una investigación sobre los creadores del documento que podría haber surgido de las catatumbas de una casa de estudios o del algún partido político




Los Mochis, Sinaloa. – Una extraña “tracatera” en vuelo rompía el silencio de la madrugada de este viernes en la ciudad. Esos motores volaban bajo, pero las intenciones tiraban muy arriba.

El Bulevar Pedro Anaya, apenas y dejaba ver, a cien metros de distancia, las luces de la Farmacia del Ahorro – la de los árboles envenenados y secos –, y una parte de la luciérnaga luminosa de la gasolinera Nitroil Pink de la Familia de Multiservicios La Pilarica sobre el entronque del Rosales.

A esa hora nadie voltea al cielo. La mayoría de los “desmañanados”, algunos trabajadores, otros deportistas, prefieren ver por dónde caminan para evitar un charco o un pastoso recuerdo canino olvidado en las calles.

El olor del contenedor de la basura de los Mariscos “La MarisKeña” era el pestilente y familiar de siempre. Parecía un día normal. Un 27 de septiembre en el que solo hay que recordar la entrada del Ejercito Trigarante a la capital mexicana y la consumación de la independencia, pero no. Una aeronave a oscuras atravesaba el cielo de la ciudad que ni las palmas podían tocar mucho menos detener.

“Ahora si madrugaron estos vergas a fumigar”, se alcanzaba a escuchar una voz entre risas.

Otro juraba que era un helicóptero ante lo profundo de la hurtadilla aérea que se desplegaba. La verdad se veía muy poco. Solo era un sonido a ciegas. Una exclamación en la tierra.

La aeronave ni siquiera se distinguía entre la oscuridad de la madrugada. Solo asomaba su ruido al cruzar de sur a norte el Pedro Anaya para seguirse a hasta la Agustina Ramírez en los confines de la Alameda, San Fernando, la Texas y la 12 de octubre. Ni la estela de papel que sobrevolaba a Los Mochis podía imaginarse.

Eran apenas las cinco y cuarto de la mañana. El celular no alcanzaba a festinar ni los mil 860 pasos de actividad física para esa hora y esa avioneta ya se escondía en las tinieblas de su propaganda negra.

Sí, era la paloma mensajera que intentaba socializar una aparente lista, sin nada de equidad de género. Eran 21 espacios con tan solo dos mujeres denominados el Cartel de “Los Sapitos”. Narcotraficantes, empresarios y hasta políticos. Todos en media carta, a una sola tinta.









Los Volantes que cayeron del cielo ruedan por la ciudad

Los volantes no tuvieron la suerte de llegar a muchos hogares como cuando los taxistas ayudan a la faena de entrega de guerra sucia en época electoral.

Pero al fin, algunos de esos volantes sí pudieron tocar algunas redacciones de medios de comunicación, mientras otros fueron recogidos por aprendices de mitoteros y observadores para darse su festín cafetero y de redes sociales.





Caminan al son del aire y se atoran por ahí

La mayoría siguen rodando por las calles al son del aire en lo que las autoridades investigan si la misiva proviene de las catacumbas de alguna oficina que cuida la imagen de una casa de estudios o del tierno sillón de espera de algún partido político.

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