Rumbo al relevo de Enrique Graue: ‘Sucesión en la UNAM sólo compete a universitarios’

Laura Toribio.

La máxima casa de estudios inicia hoy un nuevo ciclo escolar que estará marcado por la elección del nuevo rector, que arranca en octubre. A partir de este lunes y durante las semanas siguientes, Excélsior publicará textos sobre este proceso, su contexto, sus retos y sus implicaciones en la vida nacional. Hoy, los rectorables coinciden en la importancia de que la UNAM preserve su autonomía.

Convencidos de que la UNAM mantiene la fortaleza histórica para gobernarse a sí misma, mantener su libertad de cátedra y decidir en su vida interna, nueve académicos, a quienes la comunidad universitaria señala como posibles aspirantes a la Rectoría, coinciden en que hay que defender la autonomía de la máxima casa de estudios.

Este lunes regresan a sus actividades habituales 373 mil  340 estudiantes y 42 mil 190 maestros a 16 facultades, nueve escuelas nacionales, cinco unidades multidisciplinarias, nueve planteles de la Escuela Nacional Preparatoria y cinco del Colegio de Ciencias y Humanidades, así como 35 institutos, 13 centros y 13 programas universitarios, en un contexto de interés  particular para la comunidad universitaria: la designación del rector o rectora número 35 de la UNAM, quien sustituirá a Enrique Graue como jefe nato de la institución.

El pasado 22 de mayo, Excélsior inició una serie de entrevistas con siete académicos que desde hace meses suenan en conversaciones internas entre la comunidad, para encabezar la Rectoría.

Se trata de Luis Álvarez Icaza, secretario administrativo de la UNAM, exdirector del Instituto de Ingeniería y hermano del senador Emilio Álvarez Icaza; Raúl Contreras, quien en 2016 fue nombrado director de la Facultad de Derecho y en 2020 fue designado para un segundo periodo.

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También, Patricia Dávila, secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM y exdirectora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala; el astrónomo William Lee, quien coordina la Investigación Científica de la UNAM y antes dirigió el Instituto de Astronomía.

Además, Leonardo Lomelí, secretario general de la Universidad, economista e historiador, exdirector de la Facultad de Economía y quien en 2015 contendió por la Rectoría, pero perdió ante Graue; Imanol Ordorika, histórico dirigente del Consejo Estudiantil Universitario y hoy director de Evaluación de la UNAM, y la socióloga Guadalupe Valencia, quien desde 2019 es coordinadora de Humanidades de la UNAM.

Tras estas publicaciones, la comunidad también señaló a la directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Mónica González Contró, mientras que Héctor Hernández Bringas, investigador titular C del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, ha sido el primer universitario que públicamente levantó la mano para externar su intención convertirse en el nuevo rector.

Adicional a los mencionados, está el director de la Facultad de Medicina, Germán Fajardo Dolci, quien declinó la entrevista con este diario.

Los señalados como rectorables entienden la importancia de preservar la autonomía y concuerdan de manera unánime en que el proceso de sucesión es un asunto que sólo toca a los universitarios.

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Mientras Lomelí confía en que el proceso de sucesión se lleve a cabo conforme al pleno ejercicio de la autonomía universitaria, Ordorika plantea que todo el mundo puede tener una opinión, pero se debe impedir a toda costa que haya una injerencia directa en el nombramiento de las autoridades universitarias.

Al referirse al mecanismo a través del  cual se designa al rector, establecido en la Ley Orgánica de 1945, y que le da a la Junta de Gobierno (conformada por 15 notables académicos) esta responsabilidad, sólo Ordorika se pronuncia por la necesidad de un “cambio profundo” para adecuar el mecanismo a fin de hacerlo, dice, realmente transparente.

Por otro lado, Raúl Contreras es tajante al señalar que la Ley Orgánica de 1945 ha generado estabilidad en la institución y no hay razón para modificarla.

Entre los posibles aspirantes a suceder a Graue, persiste como común denominador, el convencimiento de que la UNAM debe continuar por el sendero de la calidad académica y formar a los mejores profesionistas útiles para la sociedad, como lo ha venido haciendo desde su creación.

En este contexto, la mayoría de ellos tiene la certeza de que la máxima casa de estudios ha estado y se mantiene muy cerca de la población. Salvo Imanol Ordorika, aseguran que se estuvo a la altura para responder al reto que implicó la pandemia de covid-19.

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Para William Lee, no hay duda de que  la actividad de la UNAM es integral al quehacer del país y no desatiende sus necesidades, por lo que, en su opinión, es “falsísimo” que no haya respondido ante el reto que significó la crisis sanitaria.

Guadalupe Valencia ejemplifica el papel de la casa de estudios en la emergencia sanitaria, en situaciones como las del triage, para determinar a quién se atendía primero cuando no se podía atender a todos al mismo tiempo, y resaltó la participación de universitarios en el debate que se dio al respecto.

En cambio, Ordorika  concluyó que la reticencia al cambio en la UNAM se está expresando en su incapacidad para participar en los debates nacionales más importantes y para haber estado presente en la pandemia.

Otras coincidencias entre los universitarios son que ven a un rector o rectora sensible, que conozca la Universidad y, sobre todo, que escuche a su comunidad.

Patricia Dávila visualiza a un rector o rectora “de a pie”, que trabaje mucho con los alumnos y sea sensible a sus necesidades, en tanto que Mónica González Contró destacó que el nuevo jefe nato necesita tener un conocimiento profundo de la Universidad y capacidad de diálogo con todas las diversidades de la institución, así como una interlocución hacia al exterior con el gobierno federal, el Congreso de la Unión y los estados donde está presente.

Héctor Hernández Bringas coincide en que el nuevo rector o rectora debe ser una persona con gran sensibilidad para oír las voces que, hasta ahora, no se han escuchado de la comunidad universitaria y agregó que además debe tener una sensibilidad académica para conocer la naturaleza del trabajo docente, apoyarlo e impulsarlo en todo momento

Al hablar de la violencia de género que en 2019 provocó la paralización durante meses en diversas escuelas de la Universidad Nacional, hay consenso en que es un tema que sigue presente. Aunque para Mónica González Contró y Patricia Dávila se han dado pasos muy importantes para erradicar este fenómeno, para Imanol Ordorika los cambios apenas son “chiquititos”.

Entre los puntos de discrepancia se encuentran el tema de los profesores de asignatura y si sus salarios son o no precarios, Ordorika advierte que estos docentes padecen incertidumbre laboral y están mal remunerados, pero el secretario administrativo, Luis Álvarez Icaza, rechaza que sea así. Es más, afirma que han sido el sector más favorecido por aumentos salariales en la última década, con incrementos que van de entre 30 y 40% por encima de la inflación.

Sobre el tema, Héctor Hernández Bringas propuso un proceso de transformación de la estructura administrativa a fin de eliminar los privilegios de la  llamada “burocracia dorada”, un pequeño grupo de funcionarios universitarios que reciben altos salarios; sin embargo, Álvarez Icaza, a quien se le incluye dentro de dicho grupo, defiende el sueldo que reciben con el argumento de que no es fácil mantener un cargo administrativo y una carrera académica. En su caso mencionó que tiene 40 años en la UNAM y responde con un “pues ni modo”, si los llaman de la casta dorada, porque algún nombre tendrían que tener.

Los rectorables reflexionaron sobre los nuevos retos que hay en la Universidad, tras la pandemia de covid-19 que obligó a la urgente reconversión de los procesos de enseñanza-aprendizaje hacia lo digital, e hizo evidente el alto porcentaje de estudiantes que tuvo dificultades para conectarse a las clases en línea por la falta de un equipo o conexión a Internet. Se refirieron también a la importancia de atender los problemas mentales y emocionales de los alumnos tras el retorno a las aulas.

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