¿SE LA PONDRÍAN AL QUÍMICO DE «PECHITO»?

Por Felipe Guerrero

Si una de las carpetas de investigación de la Fiscalía en contra del Luis Guillermo Benítez, es por la compra de vehículos no presupuestados con un costo de menos de 500 mil pesos, la pena máxima, según juristas consultados, se constriñe a regresar el dinero. Los paga y punto.

Y si la otra carpeta es por los 60 millones de pesos en abono al contrato de Azteca Lighting, lo más fácil es demostrar que no se los robó porque el dinero está bajo resguardo de una afianzadora. Cierto, no los pudo regresar al erario porque hay un contrato de por medio y, en todo caso, de lo único que se le puede acusar es de haber violentado la ley de adquisiciones.

Efectivamente, no se regresó, no está el dinero en las arcas del Ayuntamiento, pero fue porque un juez dictaminó a favor de Azteca Lighting que el contrato era legal y que el dinero debería seguir en depósito. Es decir, hay un antecedente legal en este aspecto que indica que hay un litigio de parte de la administración del Químico Benítez para regresar ese dinero, lo que no prosperó pero que, por lo mismo, los millones siguen resguardado.

Por consiguiente, la Fiscal Sara Bruna está obligada a informar en qué consiste el delito de «desempeño irregular de la función pública», cual es su alcance y el tamaño del castigo que recibiría el Químico Benítez de frente a la decisión de un juez. Llama la atención que el exalcalde tene otros señalamientos más graves, pero la Fiscalía se «decidió» por esas dos carpetas. Como dicen en el argot beisbolero, ¿se la pondrían al Químico de «pechito? Y uno que es mal pensado.

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