SEGURIDAD PÚBLICA E IMPUNIDAD EL TALÓN DE AQUILES ESTATAL

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

Arriban más de seiscientos soldados a Sinaloa. Su misión, restituir la tranquilidad a Sinaloa y se niega que hay inseguridad.

El gobierno se resiste a implementar una estrategia integral para desarrollar con éxito el combate a la inseguridad y a la impunidad. El talón de Aquiles estatal desde hace varios decenios. Las complicidades, amiguismos y los compadrazgos han permitido que el crimen y la delincuencia se arraiguen en el Estado.

La milicia viene a apoderarse de las corporaciones de policía porque los Gobernadores agachan la cabeza al imponerles los nombramientos del personal militar sin hacer la más mínima oposición.

Los soldados solo vienen a desplazar el trabajo de los civiles, lo ofensivo es que no hacen nada y se la pasan cómodamente bebiendo y consumiendo en lujosos restaurantes y de pilón, también se dan su tiempo para cortejar a la mujer sinaloense. Que la delincuencia se espere para mejores momentos.

La impunidad se vuelve común en el Estado, la Fiscalía solo es ocupada por incondicionales del Gobernador, son titulares a modo porque de autónomos no tienen nada. Solo cumplen instrucciones, la investigación colgada en el perchero, mientras los delincuentes haciendo de las suyas.

Detener al delincuente en como un sueño fantasioso, La impunidad es grave, no hay investigación, pero tampoco nadie se atreve a exigir la rendición de cuentas. Es posible que el temor haya invadido a los investigadores o no los dejan trabajar. Lo cierto es que el delincuente tiene demasiada libertad y no se atreven a molestarlos menos a detenerlos.

Muchos soldados en Sinaloa, pero de todos no se hace uno. Se encargan de reventar laboratorios de fentanilo, pero siguen sin detener a nadie. Los que producen la droga lo siguen haciendo, pero en otro lugar.

Los gringos ya se enojaron. Reprochan al gobierno mexicano que no detienen a los productores de esa droga letal, pero las autoridades mexicanas no les hacen caso porque son promotores de los abrazos y no balazos.

El castigo puede llegar. Muchos dólares se pueden ir sino actúan con mayor celeridad. Los pillos andan sueltos haciendo mucho daño, difícilmente los podrán atrapar porque seguro la nómina es muy alta para que los dejen trabajar ¿acuerdos en lo oscurito?

Lo soldados no harán nada, es un recurso humano desperdiciado, su misión es para la guerra y no para perseguir delincuentes. Mientras la espera impacienta y la impunidad sigue creciendo, tampoco exijan a la Universidad de la Policía que deje de estar simulando porque policías no ha formado, en el número que se requiere, porque se la pasa ofertando posgrados a población abierta y no a la formación de policías.

También los señores del Consejo Estatal de Seguridad en Sinaloa cuestan mucho y son muy dados a mentir, dicen que el delito ha bajado en el Estado y por todos lados vemos como asesinan, desaparecen y levantan a personas sin que paren esos hechos por la incapacidad de fiscales y policías. Sin contar los muchos otros delitos que también se dan en Sinaloa.

Combatir la inseguridad no se hace con ruedas de prensa y con humeantes tasas de café. Se tienen que implementar verdaderas estrategias que involucren a los sectores de la sociedad y a los productores en general, el asunto no solo es de policías como se ha querido arraigar en el discurso político del gobernante falaz.

Combatir la inseguridad es arriesgar la seguridad personal. El que acepta el cargo acepta también las consecuencias. Los que tengan miedo o compromisos con la delincuencia, mejor que se vayan a donde no hagan daño a la confianza y a la tranquilidad social.

Mientras la inseguridad galopea como caballo brioso, las autoridades siguen empecinadas en agredir a la Universidad Autónoma de Sinaloa y a sus autoridades. Pero todo se habrá de revertir contra ese gobierno rapaz. Sus acciones, están muy lejos de convencer al ciudadano de bien, y arrepentidos de otorgar el voto a quien no lo ha sabido utilizar. Los tempos se acercan, el triunfo está por llegar.

La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.

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