Sinaloa: Reeditar el desastre al campo

La propuesta de Mario Zamora Gastélum, candidato del PRI-PAN-PRD al gobierno de Sinaloa, para “reactivar” el campo –dice-, la cual consiste en la creación de una Financiera Estatal, es demagógica e inviable, y de concretarse, reeditaría el desastre en el campo sinaloense provocado por los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari- Ernesto Zedillo-Vicente Fox-Felipe Calderón-Enrique Peña Nieto, y prohijaría de nuevo la concentración en unas cuentas manos del capital financiero y la riqueza agrícola sinaloense. 

El gobierno de Sinaloa carece de recursos para convertirse en una “institución bancaria” dadora de créditos; por el contrario, la administración pública estatal necesita una urgente restructuración económica-financiera para rescatarla del colapso. Por razones obvias, el gobierno de Quirino Ordaz Coppel no transparenta el monto de la deuda pública. El próximo mandatario tendrá que “administrar” la bancarrota.  

Tomar recursos estatales o recurrir a un préstamo “mundial” para crear una Financiera Estatal sumiría en la ruina total al estado en aras de beneficiar cuando mucho a 20 agrotitanes sinaloenses; los de siempre. 

Ni la Comisión Nacional Bancaria y de Valores ni la SHyCP ni el Congreso Local autorizarían la creación de una Financiera Estatal, con cargo al erario público, institución que, aparte, competiría con el Banco del Bienestar, Banjio, Banamex, Bancomer, Santander, Banorte y la Financiera Nacional de Desarrollo Rural (FND), de la que el propio Mario Zamora fue director general. El modelo planteado es un símil de la FND, pero en pequeño, estatal. Durante la administración federal panista y priista la Financiera privilegió con financiamiento a los grandes terratenientes y dio la espalda a los productores medianos y pequeños.        

Los gobiernos del PAN y del PRI colapsaron al campo mexicano. El priista Enrique Peña Nieto hundió en la miseria a millones de productores agrícolas. El diagnóstico de la “política pública” de «apoyo» a la agricultura arroja saldos negativos:  

1. El campo careció de rumbo y no fue prioritario. La continuidad neoliberal, la administración sectorial inercial y la inacción pública caracterizó el sexenio de Peña Nieto en sus políticas hacia el campo. Mantuvo el mismo rumbo de los sexenios anteriores; es decir, el que determinó el interés de los grandes consorcios agroalimentarios trasnacionales y el interés de Estados Unidos (EU). Para el gobierno federal priista el campo nunca fue prioritario.  

2. Se desplomó la actividad económica del sector agropecuario. – Sólo en el primer semestre de 2013, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), el crecimiento del PIB agropecuario fue de 0.4 por ciento, en comparación con el de por sí muy bajo crecimiento promedio de 1.8 del periodo de la alternancia panista (2001-2012). Durante el periodo previo a las políticas neoliberales, el sector creció a un promedio anual de cinco por ciento (1940-1975). 

3.- El desplome del campo en la administración de EPN es consecuencia de la nula inversión pública productiva, la falta de política de fomento productivo para la autosuficiencia alimentaria, la escasez y el encarecimiento del crédito, la continuidad de la política de dependencia alimentaria, la administración inercial y los saqueos y el subejercicio presupuestal en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). El gobierno de Peña Nieto “golpeó” a los productores medianos y pequeños y solo respaldó a los grandes latifundios (terratenientes). Tan solo en el arranque del 2013, la Sagarpa subejerció -durante el primer semestre de ese año- poco más de tres mil millones de pesos. De acuerdo con la SHCP, dejó de aplicar en inversión física la cantidad de cinco mil 15.1 millones entre enero y septiembre del 2013, lo que representó 40.9 por ciento menos que el monto invertido el año anterior. La tónica de “no aplicar” los recursos presupuestados prosiguió durante todo el sexenio peñanietista. Al cierre de su administración, la ASF, la FGR y la UIF ha descubierto desfalcos escandalosos en la secretaría. 

4.- Crecimiento de la pobreza y la malnutrición en el sector rural. – Frente al crecimiento de la pobreza y malnutrición en el medio rural, el gobierno de Peña Nieto optó por impulsar la llamada Cruzada contra el Hambre en 400 municipios del país para atender a 7.4 millones de personas. El programa quedó restringido únicamente a una cuarta parte de la población con carencia alimentaria, impregnado de una intencionalidad político-electoral, convirtiéndose en un barril sin fondo y en instrumento de financiamiento de las campañas a favor de los candidatos del PRI. La Auditoría Superior de la Federación y la Fiscalía General de la República siguen descubriendo el uso irregular de los dineros destinados a este programa.  

5.  Con el retorno del PRI al poder (del panista Felipe Calderón al priista Enrique Peña Nieto), se radicalizaron los procesos de despojo y apropiación de recursos naturales en los territorios de los ejidos y las comunidades a lo largo y ancho del país. Se continuó privilegiando en abierta violación a los derechos económicos, sociales y culturales y ambientales, el desplazamiento de pobladores rurales para apoyar megaproyectos hidráulicos, eólicos, turísticos, comerciales e inmobiliarios, y el modelo extractivista de los recursos naturales en beneficio de un pequeño grupo de grandes corporaciones multinacionales. 

6.- Durante el régimen del priista Enrique Peña Nieto aumentaron las utilidades de las grandes corporaciones agroalimentarias en México. Conforme se estancaba la economía y crecía la desigualdad, la dependencia alimentaria, la carestía de la vida, la pobreza y la malnutrición, las grandes corporaciones agroalimentarias incrementaban su riqueza: La Bolsa Mexicana de Valores, reportó las utilidades multimillonarias del Grupo Gruma (Maseca), Grupo Bimbo, Grupo FEMSA, Coca-cola FEMSA y FEMSA Comercio. Los grandes consorcios agropecuarios asentados en Sinaloa recibieron con Peña Nieto un trato privilegiado. 

El modelo de la propuesta de la Financiera Estatal es el mismo de la Financiera Nacional de Desarrollo creada para sustituir al Banco de Crédito Rural.  Su primer Director General lo fue José Antonio Meade Kuribreña (1 de julio de 2003 – 30 de noviembre de 2006) quien fue el candidato presidencial del PRI en el 2018. Mario Zamora Gastélum dirigió la institución del 1 de febrero de 2017 al 11 de febrero de 2018. 

El sistema crediticio de la Financiera representó el fracaso del modelo neoliberal en el campo: dio preminencia al mercado y desapareció la responsabilidad del Estado en la conducción, regulación y fomento de la actividad agroalimentaria. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha modificado el sistema de la FND para que los créditos impulsen realmente, de manera integral e igualitaria, el desarrollo del campo mexicano. 

El gobierno de Enrique Peña Nieto abandonó a su suerte a los medianos y pequeños productores, negó el crédito a los ejidatarios obligándolos a rentar o vender sus tierras. Canalizó millonarios recursos a organizaciones campesinas para mantener el control político territorial, recursos que nunca llegaron a los productores, pues, de acuerdo a las investigaciones de la ASE, la UIF, la Fiscalía y la SHyC, se quedaron en manos de «dirigentes» que aceleradamente se convirtieron en latifundistas, acaparando el financiamiento y cientos o miles de hectáreas de ejidatarios o campesinos. 

En Sinaloa, la Financiera de Desarrollo Rural se concentró en el apalancamiento económico de los grandes latifundios, que hoy se dicen perjudicados por las nuevas políticas públicas en materia de créditos para el campo. El desempeño de los servicios financieros rurales fue muy inferior a las expectativas. Los programas beneficiaron sólo a una minoría de los productores del país, frecuentemente disfrazados en forma de préstamos con tasas de interés negativas (en términos reales), lo cual se convirtió en un subsidio intencional captado por los agricultores más ricos e influyentes.  

Los programas de crédito de la Financiera Nacional de Desarrollo terminaron constituyendo un costoso drenaje de recursos públicos que enriqueció a unos cuantos y empobreció a la mayoría de los productores agrícolas. La FND se caracterizó por ser una institución rica para beneficio de los ricos latifundistas y los dueños de los grandes consorcios agropecuarios.  

RICHARD LIZÁRRAGA

PROYECTO 3

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