Técnica de UAM reduce cinco veces más mortalidad por mal renal crónico

Con el desarrollo de técnicas innovadoras y tratamiento personalizado e integral, la Clínica de Investigación en Hemodiálisis, encabezada por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), ha reducido en más de cinco veces la tasa de mortalidad de las personas con enfermedad renal crónica, y podría extender por varios años más la esperanza de vida de pacientes con este tipo de padecimiento, además de mejorar su calidad.

Joaquín Azpiroz Leehan, director de la Clínica, señaló que esta enfermedad es un grave problema de salud pública a nivel mundial. En México, se estima que más de 8 millones de personas sufren insuficiencia renal; 200 mil necesitan un trasplante y solo cien mil reciben tratamientos de hemodiálisis.

En entrevista, el también investigador del Centro Nacional de Investigación en Imagenología e Instrumentación Médica, de la UAM Iztapalapa, dijo que el método aplicado por la Clínica –con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y de la Asociación Mexicana de Obesidad, Riñón y Nutrición- es integral, en donde se incorporan ejercicios físicos, atención psicológica, nutricional y diversos análisis clínicos que permite el diseño de una terapia prácticamente personalizada del paciente.

“Básicamente lo que cambia es la medición y seguimiento de varios parámetros fisiológicos de los pacientes, los cardiovasculares, los valores en sangre, y los valores medidos de la nutrición y de la composición corporal, esenciales para este tipo de pacientes. El hecho de hacer un seguimiento más completo del desempeño fisiológico nos permite tener una atención personalizada”, dijo especialista en ingeniería biomédica.

Otro elemento esencial, explicó, es que la clínica no recurre al reuso de los filtros utilizados en la hemodiálisis –en otros centros lo hacen hasta en 10 o 12 ocasiones-, aun cuando la norma lo permite. No se hace por el peligro de infecciones, añade Azpiroz.

Pero también, añade, se está en la construcción de una gran base de datos construida con la obtenida de todos los pacientes atendidos a lo largo de los casi dos años de fundada la Clínica y, en base a la inteligencia artificial, personalizar más rápidamente las terapias, evitando el ensayo y error.

Explica que la enfermedad renal crónica, ligada esencialmente a los problemas de obesidad, diabetes e hipertensión, es la incapacidad del riñón realizar eliminar y regular los líquidos internos, por lo que a través de la hemodiálisis lo que se hace, a través de una máquina, es la sustitución de ese órgano vital. “Estamos tratando de mejorar las expectativas de estos pacientes, no estamos inventando un riñón, sino para que tengan una vida equivale nte a la de un trasplante renal”.

Además, es una de las enfermedades más caras, pues cada sesión tiene un costo por arriba de los mil 500 pesos, y los pacientes necesitan practicarse tres por semana, sin contar los múltiples “costos adicionales”; tiene una elevada tasa de mortalidad. Entre el 20 y el 25 por ciento de los pacientes mueren cada año.

Junto con Andrés Morón, de la Academia Mexicana de Obesidad, Riñón y Nutrición, Azpiroz Leehan indica que la clínica recibe a todos los pacientes, aunque deben cubrir un costo de recuperación de mil 400 pesos. “Es lo más bajo que podemos dar la atención”, añade, para señalar que el objetivo es mejorar paulatinamente los procedimientos y terapias para crear nuevas clínicas, hacer transferencia de conocimiento y tecnología.

Precisó que la Clínica “nunca va a ganar porque no está diseñada para eso, esta para mejorar los procedimientos” y su labor es esencialmente social y de investigación, pues en ella realizan estancias especialistas e investigadores en diversas ramas del conocimiento.

Alberto N., de 58 años de edad, llegó a la Clínica, ubicada al sur de la Ciudad de México, a seis meses como paciente, en un muy mal estado de salud, tras hacer un intento fallido por atendido en el sector público de salud. Hoy, narra, que tras las terapias y procedimientos utilizados, está por reincorporarse a su trabajo de contador.

José Antonio Román

Foto: Guillermo Sologuren

LA JORNADA

También te puede interesar