¿UNA NAVIDAD IGUAL PARA TODOS?

Alfonso Carlos Ontiveros Salas 

Estrategia fallida en seguridad pública. Un gobierno ineficiente en resultados e indiferencia total para abatir la inseguridad social. Enemigo de la educación y partidario de la impunidad.

Un País y un Estado que se llena de cruces por la excesiva actividad delincuencial. Fosas clandestinas con hallazgos espeluznantes erizan la piel para sus descubridores. Los familiares de las víctimas de la delincuencia protegida.

Madres que lloran la ausencia del hijo, del esposo, del familiar o del amigo cercano, suplican para que las denuncias les sean recibidas y se investiguen esos delitos. La indiferencia de las autoridades es la respuesta al dolor que se refleja en el rostro de las familias de las víctimas del delito.

La inseguridad se arraiga. La ineficiencia es cada vez más evidente provocando que la estadística criminal crezca y el temor social recomiende guardar silencio porque toda inconformidad se vuelve un riesgo para la seguridad personal.

Es penoso decir que se vuelve costumbre lee las notas periodísticas que destacan la desaparición de personas sin que se destaque la prontitud de reacción de las autoridades para evitar hechos. La muerte de la persona es inevitable.

Al conocer la noticia criminal los lectores levantan los hombros en señal de enfado reprobando el hecho, pero al mismo tiempo desacreditando la eficiencia de las autoridades que han sido rebasadas por la ola criminal que afecta la tranquilidad social de los sinaloenses.

La navidad no es una fecha que alegre a todas las familias. Falta a la verdad quien lo afirme. El dolor mas grave es la ausencia de personas víctimas de delitos. La ausencia por desaparición es un dolor permanente que no lo aminora la llegada de la navidad. El dolor se vuelve más cruel porque las creencias divinas no son suficientes para recuperar la ausencia del ser amado.

Esas familias que han sido dañadas por el delito no brindan por la felicidad del momento sino elevar la plegaria para que sus seres queridos retornen al hogar de donde fueron sustraídos, y que los huérfanos, viudos o viudas por homicidios y feminicidios alivien su dolor porque las autoridades serán incapaces de castigar a los culpables.

Ese brindis del dolor no sensibiliza el fracaso de una autoridad que ha sido y es incapaz de detener esa ola de crímenes que afectan a numerosos núcleos familiares. La navidad intensifica esa gran ausencia y lacera el alma de los dolientes. La alegría y la felicidad se pierden ante la pérdida del ser amado.

La navidad es una fecha propicia para agradecer las buenas acciones que exalten las virtudes de la familia y que los valores enriquezcan a una sociedad sedienta de paz, seguridad y tranquilidad. Es donde debemos pregonar los abrazos y no los balazos.

La navidad es para conmemorar nuestras creencias divinas. Es para glorificar al creador del hombre y del universo, es para comprometernos a ser mejores padres de familia y mejores ciudadanos. Sociedad y gobierno unidos para cincelar el cimiento de nuestro desarrollo y de nuestros principios democráticos.

Una sociedad dañada sin convicciones y valores es una organización social descompuesta que nos lleva a gobiernos ineficientes y corruptos. Una sociedad expuesta al delito y a la impunidad. Sinaloa no es la excepción ¿Será utópico aspirar a una navidad donde las familias agradezcan al creador por todas sus bondades, por la paz y la solidaridad de su comunidad y por una autoridad que se preocupe por el bienestar del gobernado? Usted tiene la respuesta.

La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.

¿Usted qué opina?

También te puede interesar