Universidades: PRI-PAN, alianza neoliberal

El gobierno de Enrique Peña Nieto privilegió el otorgamiento de créditos bancarios para “garantizar” el estudio de miles de jóvenes mexicanos sin capacidad para costear sus estudios en las Universidades Públicas y Privadas y “paralizó” el gasto destinado a la educación superior colapsando las instituciones y agravando sus problemas estructurales. Los préstamos bancarios fue un “salto” del gobierno del PRI en busca de la privatización de la educación.

Vale el recordatorio para no echar en saco roto el camino andado. En el 2016, en ocasión de la ceremonia en la que Enrique Peña Nieto entregó a Felipe Calderón un diploma que otorga el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el presidente designó a esa institución –que cumplía 70 años- como “gran ejemplo del modelo educativo que estamos impulsando”.  

El 14 de diciembre del 2019 – hoy a más de un año dos meses de distancia-, el periódico La Jornada editorializó un artículo al que tituló “ITAM: el lado oscuro de la excelencia”.   

La editorial fue contundente: la llegada del fundamentalismo de mercado a la cúspide del poder público en México vino acompañada por el meteórico ascenso de los egresados del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) como funcionarios de alto rango: de ocupar apenas 0.6 por ciento de los primeros puestos del gabinete de José López Portillo, las personas formadas en esta institución pasaron a suponer 23.3 por ciento de estos cargos en el gabinete calderonista.   

Aunque el regreso del PRI con Enrique Peña Nieto supuso una caída a 11.4 por ciento en esta cifra, la elitista universidad mantuvo su influencia en posiciones estratégicas: el gabinete inicial del mexiquense fue el primero de la historia mexicana en que tanto el secretario como los subsecretarios y el oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público provenían del ITAM, erigido así en formador de cuadros por excelencia del neoliberalismo local.  

La imagen publicada de Peña y Calderón en el ITAM –juntos hasta la eternidad y la ignominia- demostró gráficamente uno de los problemas contemporáneos del México actual: la insistente búsqueda de un sistema bipartidista basado en el programa neoliberal, la cual es encabezada por encumbrados políticos y grandes empresarios.   

ITAM contra IPN 

Al crear el gobierno federal el Instituto Politécnico Nacional, banqueros e industriales fundaron el ITAM que se convirtió al neoliberalismo; el PRI y el PAN también abrazaron el mismo canon para desmantelar el estatismo mexicano y reivindicar además el paradigma liberal de los tiempos corrientes, es decir, el uso oligárquico del Estado en aras de la privatización de funciones eminentemente sociales de administración solidaria.  

La alianza entre el PRI y el PAN se ha llevado a cabo en medio de un conflicto por el ejercicio del poder público, pero eso no quiere decir que aquélla sea inexistente. La pelea por los cargos entre panistas y priistas es continua, pero su convergencia en el contenido de la acción de gobierno sigue manteniéndose.   

Fue en el sexenio 88-94 cuando se perfiló con mayor claridad la contradicción entre neoliberalismo y Estado social, mucho más allá de las contradicciones del anterior estatismo a la mexicana. Se legalizó entonces la privatización de ejidos y bienes comunales, es decir, un nuevo despojo liberal institucionalizado de la tierra por parte de la burguesía.    

Luego el PRI y el PAN signaron el acuerdo para llevar a cabo la llamada reforma energética, que legalizó las privatizaciones de los hidrocarburos y del servicio público de electricidad, objetivos ambos que habían sido grandes obsesiones tanto de políticos como de empresarios de tendencia neoliberal, incluyendo naturalmente a las trasnacionales del ramo y a los ideólogos de la OCDE.   

Fracasó el cobro de cuotas  

Hace años, el fracaso de la implantación del sistema de altas cuotas en la educación superior se debió al movimiento de los estudiantes de la UNAM, los cuales en dos ocasiones derrotaron el proyecto privatizador luego de luchas que conmovieron la conciencia nacional popular mexicana en contra del intento de arrancar el carácter social de la enseñanza y la investigación científica.   

Esa derrota del neoliberalismo estuvo a cargo de la izquierda, vista en términos ampliamente sociales. Sin embargo, no cerró el ciclo neoliberal de la política dominante.    

Los préstamos bancarios 

Durante el régimen de Enrique Peña Nieto, las autoridades educativas dieron saltos impresionantes en busca de la privatización de la educación, empezando por el nivel de primaria y secundaria.   

Después, Peña Nieto comenzó a abrir de par en par las puertas a las Universidades Privadas, las cuales comenzaron a brotar como hongos en todo el país, al mismo tiempo que se regateaban los recursos a las Universidades Públicas.  

De acuerdo a los estudios, al término del régimen peñista, el mercado educativo mexicano, con 27 millones de estudiantes, valía más de 30 mil millones de dólares anuales; para las instituciones financieras la preocupación estribaba en asegurar que una inversión de esa magnitud les produjera utilidades similares o mayores a las que les puedan representar otras inversiones, como la de créditos para llenar de autos las ciudades.  

Así que se pusieron en boga los créditos para una educación de alta calidad como un buen sustituto para la educación pública. La estrategia funcionó a medias, pero fue considerado un avance importante en la privatización de la educación.   

Los impulsores del proyecto y los banqueros se frotaron las manos: el pago de los créditos y sus intereses sería de largo plazo y, como garantía, estaría vinculado a los salarios que, se espera, los estudiantes recibirían cuando egresaran. El monto general de los adeudos de 27 millones de estudiantes sería en pocos años similar a lo que representa la deuda del gobierno de México y seguramente un alto porcentaje de la población estaría atada a esa deuda a lo largo de buena parte de su vida productiva.  

Fuente: Radio UAS Ruta México 

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