Universitarios prenden focos rojos ante amago de injerencias; ataques desde el poder son una mala señal, alertan

Laura Toribio.

La comunidad directiva y académica coincide en que la UNAM debe resistir ante los intentos “frontales” de algunos sectores oficialistas para vulnerar la autonomía.

El miedo a que regresen los tiempos priistas en los que se buscaba incidir en las decisiones de la UNAM ha prendido los focos rojos en parte de la comunidad universitaria.

En dos meses y medio arrancará el proceso de sucesión en la Rectoría, entre sospechas de diversos académicos sobre un afán gubernamental por meterse a la vida interna de la Universidad Nacional Autónoma de México. Para Roberto Rodríguez, especialista en educación superior y gobierno universitario, el golpeteo a la UNAM, junto con los intentos de  diputados morenistas de “democratizar” las formas de gobierno de la Universidad a partir de una iniciativa presentada en 2020 y otra que circuló en marzo de este año significan, al menos, la percepción de un peligro real de injerencia.

Una presión se ha dejado sentir por la vía de las críticas a las universidades, al calificarlas de ser conservadoras, antidemocráticas, de fomentar el aspiracionismo y los valores neoliberales, pero también intentos de intervención por la vía legislativa. Eso simplemente significa un riesgo, por lo menos, la percepción de un riesgo y su sola percepción tiene efectos relevantes para que el tema del reforzamiento de la autonomía aparezca como prioridad en las agendas de la política universitaria. De ahí las declaraciones recientes del rector Graue, de que hay que defender con todo la autonomía, que no se va permitir la intervención o injerencia del gobierno en los temas que le importan a la institución y el tema que próximamente será el tema más importante: la sucesión de su autoridad principal”, indicó.

Sin duda alguna, para la Universidad Nacional es un reto importante a tomar en cuenta por quienes aspiren a suceder al actual rector; es decir, cuáles son sus propuestas para robustecer la autonomía universitaria y para hacer de la autonomía el instrumento de  transformación también”, planteó el especialista.

El pasado 17 de mayo, el rector Enrique Graue admitió sentirse preocupado por los “intentos injerencistas” de modificar reglamentaciones a universidades autónomas de algunas entidades federativas y las repetidas denostaciones a los logros de la máxima casa de estudios.

Graue, quien está por concluir su segundo periodo al frente de la institución, se comprometió a observar el proceso de renovación en la Rectoría para evitar cualquier tipo de injerencia.

La Ley General de Educación Superior, promovida por Morena, señala en su artículo 2 que: “Ningún acto legislativo podrá contravenir lo establecido en la fracción VII del artículo 3 constitucional. Cualquier iniciativa o reforma a las leyes orgánicas referidas en este artículo deberá contar con los resultados de una consulta previa, libre e informada a su comunidad universitaria, a los órganos de gobierno competentes de la universidad o institución de educación superior a la que la ley otorga autonomía, y deberá contar con una respuesta explícita de su máximo órgano de gobierno colegiado”.

En tanto, Judith Zubieta García, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales, no duda que existan algunas tentaciones para tratar de meter mano en la Universidad, como en el pasado se ha hecho, sólo que esta vez los modos han sido bastante más frontales.

Nunca he formado parte de la Junta de Gobierno, pero he tenido amigos que sí lo han hecho y yo sé que en el pasado sí ha habido llamadas de la Secretaría de Gobernación, llamadas de algunos emisarios del gobierno federal en turno, manifestándose a favor, en términos de ‘se vería con buenos ojos’. Yo pienso que la Universidad tiene la suficiente madurez organizacional como para poder resistir”, consideró.

En este contexto, entre los hasta ahora nueve posibles aspirantes a convertirse en el rector o rectora número 35 de la Universidad, hay coincidencia en que la autonomía es algo que siempre se tiene que estar defendiendo.

Para Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de la Universidad, la advertencia de Graue no está por demás, ante la existencia de algunos actores que, de repente, “han brincado” para intentar vulnerar la autonomía universitaria.

El director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante, reconoce que cada cuatro años se abren las tentaciones y las “aspiraciones legítimas, y otras no tanto, de influir en el proceso”, ante lo que se tienen que hacer prevalecer los intereses de la UNAM.

Contreras dejó en claro que la autonomía de la Universidad no es un privilegio o una dádiva, sino el atributo más importante que tiene una institución de educación superior pública, que ha costado mucho trabajo lograr y mantener, y que da las condiciones para que existan libertad de cátedra, investigación y difusión de las ideas, sin sesgo ideológico o político.

Por ello, visualiza a un jefe nato que, ante todo, sea un férreo defensor de la autonomía universitaria.

Por su parte, la  directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Mónica González Contró, advierte que siempre puede haber intereses que quieran ir en contra de la autonomía o menguarla, e intenten entrometerse en la vida interna de la Universidad, que siempre es muy atractiva para todo tipo de poderes al concentrar a los jóvenes más preparados.

Ante ello, considera que el nuevo rector o rectora debe ser una persona apartidista, que no tenga ni filias ni fobias ni animadversión por algún partido político, pero tampoco filiación con ninguno y que tenga claro qué es la autonomía universitaria.

Recuerda que la autonomía significa precisamente que la UNAM es responsable de su propio gobierno, de sus propias decisiones y de su propio papel en la sociedad.

En tanto, Imanol Ordorika, histórico dirigente del Consejo Estudiantil Universitario, está convencido de que, en el nombramiento de las autoridades universitarias, se debe impedir “a toda costa”, que exista algún tipo de injerencia.

Finalmente, al investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, Héctor Hernández Bringas, no le queda duda de que todas las personas que aspiran a la Rectoría están comprometidas con la defensa seria de la autonomía, incluido él.

En sus memorias, los exrectores de la UNAM José Sarukhán y Guillermo Soberón narran la interferencia de miembros del gobierno en la vida universitaria. En su libro Desde el sexto piso, Sarukhán cuenta cómo el propio Soberón le aseguró que el gobierno no veía con buenos ojos su reelección.

Soberón, quien no pensaba reelegirse al terminar su primer periodo como rector, fue persuadido por los entonces secretarios de Educación, Porfirio Muñoz Ledo, y de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios. Al final, fue presionado por el entonces presidente, José López Portillo, para continuar al frente de la máxima casa de estudios.

Más adelante, Soberón relata cómo en un momento de su rectorado, el entonces presidente Luis Echeverría le dijo que le preocupaba que la UNAM no estuviera atendiendo los problemas de interés del país y se mantuviera al margen de lo que la sociedad requería, tal y como hoy lo ha reclamado a la institución el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sólo que en aquel entonces dicho señalamiento se dio de un modo más privado.

El contexto externo, sin duda, marca algunos de los referentes importantes en el próximo proceso de sucesión en la Rectoría, quizá el más claro es la necesidad de defender o potenciar la autonomía universitaria. Hemos visto en los últimos años que los regímenes de autonomía, los órganos constitucionales autónomos, las entidades descentralizadas o desconcentradas del Estado han sido objeto a veces de crítica y, otras, de intervención directa. Al Poder Ejecutivo actual no le satisface la existencia  y operación de organismos que sean independientes, autónomos o con cierta libertad con respecto a las posibilidades de control gubernamental y las universidades no se escapan de  esta tendencia”, advirtió Roberto Rodríguez.

Para Marcela Meneses, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales, hay que ver qué tipo de injerencia puede tener este gobierno en particular, luego de la relación crispada que se ha generado a lo largo del sexenio con la Universidad Nacional.

Vamos a ver qué actuación va a tener este gobierno, si realmente va a meter las manos o no”, concluyó.

REGRESAN A LAS AULAS

El ciclo escolar 2024 inició ayer en la Universidad Nacional Autónoma de México

Los planes semestral y anual terminarán, en el primer caso, el 24 de noviembre próximo, y, en el segundo, el 20 de mayo del próximo año.

La UNAM destacó que para este ciclo escolar se tiene la incorporación de más de 48 mil alumnas y alumnos de primer ingreso a las 133 licenciaturas, además de los que ingresan a los programas de posgrado.

Decenas de miles de estudiantes hicieron presencia en los planteles ubicados en el Valle de México, y en varios estados del país donde la UNAM cuenta con escuelas, para dar inicio al nuevo periodo de actividades académicas.

-Laura Toribio

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