Vacaciones ensombrecidas

ALFREDO RÍOS CAMARENA.

Las rutas que nos deberían conducir a una estancia vacacional tranquila, continúan siendo el infierno brutal de inseguridad y violencia.

En los últimos días ha destacado la información económica que nos indica que las desigualdades han disminuido y que ha aumentado el ingreso de los deciles más pobres de la sociedad, debido a los programas sociales, al alza del salario mínimo y, tangencialmente, a la fortaleza del peso.

A estos datos –sin duda— no debemos regatearles el elogio y el beneplácito, pues el tema central de nuestros problemas, fundamentalmente se encuentra en la pobreza y en la desigualdad.

Otro tema sigue siendo la pugna que el Presidente ha sostenido con Xóchitl Gálvez, quien ha crecido como probable candidata del Frente Opositor.

La discusión sobre los “Libros de Texto gratuitos” también está sobre la mesa, sin embargo, no se han conocido realmente estos instrumentos pedagógicos que han sido fundamentales en el México moderno, para darles sustento a los principios ideológicos que establece el artículo 3ro. Constitucional, de apego a la Ciencia, el Laicismo, la Gratuidad y la Democracia.

Sin embargo, lo más llamativo en estos días de asueto para los vacacionistas, ha sido la violencia en las principales rutas turísticas a las que, en esta temporada, pretenden tener acceso cientos de miles de mexicanos de todas las clases sociales.

La llamada “Autopista del Sol” cuyo tránsito en el tramo México-Cuernavaca es prácticamente una extensión del periférico de la Ciudad, se dieron graves acontecimientos, particularmente en la zona de Topilejo, donde finalmente la autoridad federal se decidió a tomar medidas en contra de la tala ilegal y de otras manifestaciones delictivas, como el atraco en carreteras y el robo de automóviles. Para sorpresa de la ciudadanía, hubo enfrentamientos de criminales contra el Ejército y la Guardia Nacional.

Cerca de Acapulco, en esta misma ruta, fueron asesinados dos empresarios – José Guadalupe Fuentes Brito y su hijo José Manuel— cercanos al gobierno estatal de Guerrero y activistas en favor de Marcelo Ebrard; mientras que en Chilpancingo, además de los cotidianos cierres de la carretera, se dieron a conocer las relaciones de la Presidenta de ese Municipio con supuestos capitostes de la delincuencia.

En Acapulco, en el camino a Zihuatanejo, se quemaron camiones y se enfrentaron a la policía grupos de supuestos narcotraficantes. 

Es decir, en estas rutas que nos deberían conducir a muchos mexicanos a una estancia vacacional tranquila, continua el infierno brutal de la inseguridad y la violencia a la que –a pesar de que continuamente se afirma que ha disminuido— la percepción ciudadana sigue siendo de pánico y terror.

Sí un matrimonio o una familia transita con niños y adultos mayores –como es la costumbre de los mexicanos clasemedieros—, ahora tienen que sufrir la incertidumbre de un asalto, e inclusive de una muerte. 

La asignatura pendiente sigue siendo el respeto a la ley y al orden constitucional, la persecución del delito, los procesos judiciales adecuados y el manejo correcto del sistema penitenciario. 

Nunca más las vacaciones ensombrecidas por el miedo.

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