Xóchitl impugnará el fraude en la elección

Juan Manuel Partida Valdez 

Tras la inconcebible zurrada de la noche del domingo, un día después Xóchitl Gálvez anunció que impugnará el fraude en la elección.

Eso de llamarle a Claudia Sheinbaum para reconocerla como ganadora fue una estupidez mayúscula.

No hay forma de entender que alguien le haya recomendado ese absurdo, o que lo decidiera por sí misma sin consultar a sus colaboradores.

Todos vimos una elección que no cumplió con uno solo de los principios rectores de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad.

No tuvo entonces ninguna razón para traicionar -con esa llamada- la confianza que millones de mexicanos depositamos en ella.

Son muchas las pruebas del fraude electoral encabezado por Andrés Manuel López Obrador desde sus mañaneras.

Está demostrado que se coaccionaron y compraron millones de votos.

Que al llegar a la urna mucha gente encontró que otra persona votó por ellos.

Hay videos de marcaje masivo de boletas, de miles de extranjeros, desplazados, turistas y vividores que sufragaron aquí, allá y acullá, incluso sin credencial de elector.

La negación de permitirle votar a gran número de ciudadanos, dentro y fuera del país.

Esas casillas “zapato” con ciudadanos ejemplares que votaron todos sin faltar uno solo, siempre a favor de morena.

Actas cuyos resultados no se corresponden con los mostrados en el PREP, siempre para perjudicar a la oposición.

Retrasos en los conteos preliminares, a todas luces sospechosos.

Miles de millones de pesos gastados por el gobierno para favorecer a morena en medios de comunicación, periodistas, influencers, cuentas reales y ficticias en las redes sociales.

Publicidad a lo bestia, con la destrucción impune de las de los opositores.

La contienda más violenta de la historia, con récords de candidatos y políticos asesinados, además de los amenazados de muerte.

Candidatos de oposición que renunciaron a sus candidaturas, a cambio de tener “paz”.

El fraude tuvo muchas vertientes, y se realizó con impunidad absoluta a pesar de las ilegalidades tan evidentes.

Ningún secreto resulta que las autoridades electorales están de rodillas ante AMLO y su cuatroté.

Tenemos que concluir que una impugnación formal terminará en el cesto de la basura.

Por eso el recurso legal debe acompañarse de acciones duras.

No se caiga en la ingenuidad de exigir voto por voto, casilla por casilla, porque el fraude es mayor.

Se debe denunciar ante instancias internacionales, con testimonios de observadores electorales locales y de otros países.

Hacer el mayor ruido posible dentro y fuera de la nación, para exhibir a los que se robaron la elección.

Como decía Maquío Clouthier, sólo está derrotado el que deja de luchar.

Esto para nada es llorar, sino luchar por la verdad y por la justicia. Algo que a los chairos les vale.

También te puede interesar