Por necesidad, incrementa trabajo infantil

Cristela Trejo Ortiz, abogada defensora de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes, y docente de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), refirió que el empobrecimiento que padecen las familias en el estado, por la contingencia sanitaria, hará que más niños salgan a trabajar.

Citó que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que, con la actual crisis sanitaria, el trabajo infantil aumentará, y en Zacatecas no se tienen políticas públicas efectivas para atender la problemática.

“En la actualidad ya hay niños, niñas y adolescentes que están saliendo a trabajar con todos los riesgos que esto implica”.

Explicó que es un tema que no ha sido reconocido por las instituciones de gobierno, una problemática presente en las políticas públicas que viene de años atrás.

La también activista enfatizó que el trabajo infantil vulnera los derechos humanos más fundamentales de los menores, como alimentación, vivienda, educación, sano desarrollo y esparcimiento, lo que “en la calle no se garantiza”.

Precisó que México es el segundo país de América Latina con más trabajo infantil, con más de 2 millones de niños trabajando, lo que representa el 8 por ciento de la población menor de 18 años.

En Zacatecas, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) calculó que hay 45 mil 700 niñas, niños y adolescentes en ocupaciones no permitidas, con una de las tasas más altas a nivel nacional.

Trejo Ortiz recordó que en 2019 el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF) informó que sólo se tenían detectados 31 casos de trabajo infantil en Zacatecas, algo que contrasta con la realidad.

En qué trabajan

Explicó que los niños, niñas y adolescentes que trabajan en la calle ofrecen dulces, limpian el parabrisas, tocan algún instrumento, cantan o solamente piden dinero, siendo más vulnerables.

“El trabajo los vulnera, los expone, pareciera que no tienen derechos, y éstos no son negociables, deben ser garantizados por el Estado”.

Aseguró que no sólo es el trabajo callejero, pues también hay menores que son llevados a los campos agrícolas, en condiciones de “casi esclavitud”.

Ejemplificó la comunidad Río Florido, en Fresnillo, donde es común ver a niños y niñas trabajar en esas labores, mismas en las que el gobierno tendría que intervenir.

Con la reciente pandemia y el brote que se ha dado en los campos agrícolas de Fresnillo, estos niños están en condiciones de riesgo.

Advirtió que el problema se puede volver más grave, por lo que el gobierno debe analizar las políticas y acciones que tiene que emprender, con buenos recursos.

Niños en los cruceros

Ver niños en los cruceros de la zona metropolitana Zacatecas-Guadalupe se ha vuelto una postal muy común durante la contingencia, a pesar del llamado a quedarse en casa y de que forman parte de un grupo vulnerable.

Sobre la avenida Jesús Reyes Heroles, es común ver a un grupo de por lo menos 5 niños y niñas indígenas que limpian parabrisas para obtener algunas monedas, mientras son supervisados por un joven de mayor edad.

Desde temprana hora llegan a la zona donde está el Hotel Bellavista, donde se tapan el sol cuando el semáforo está en verde.

Los pequeños tratan de hacer sus juegos, pero cuando se detienen los automóviles corren hacia ellos con una botella llena de agua, un jalador y una franela en mano.

En el sentido hacia Guadalupe, una niña es la que ofrece la limpieza del parabrisas, muy apenas alcanza el cofre y sólo limpia una esquina; el esfuerzo le vale algunas monedas que guarda en una bolsita.

Los niños no hablan con extraños, se esconden de las fotos e incluso ofenden a quienes les pregunten por qué están ahí.

El jovencito, que pareciera vigilarlos, con señas les dice qué hacer.

Ahí están de lunes a domingo, por lo menos 8 horas, como si se tratara de un trabajo formal.

También en la avenida García Salinas, a la altura de un centro papelero, es común ver a niños en el crucero, jugando en el camellón, esquivando carros y ofreciendo limpiar el parabrisas.

En ocasiones cambian y hacen malabares con pelotas, otras veces sólo piden dinero con un vaso desechable.

Una joven con un bebé es quien los vigila, se percatan de que hay fotografías, se van del lugar e ingresan al parque Arroyo de la Plata sin dejar rastro.

En el Centro Histórico también hay niños que ofrecen chicles, paletas o cantan canciones de banda y narcocorridos, a cambio de unas monedas de los usuarios de los bancos.

Las largas filas en las sucursales de la avenida Hidalgo son aprovechadas por los niños de entre 10 y 15 años, quienes también se rehúsan a hablar sobre su labor.

Sin escuela

Al suspenderse las clases presenciales, muchas personas se han visto en la necesidad de que sus hijos se pongan a trabajar, tal es el caso de Andrés, un niño de 11 años que cada mañana acompaña a su papá a la obra.

En ocasiones ayuda a cargar algunos bultos de pega piso, llenar cubetas de agua o de mezcla y alcanzarle a sus mayores algunas herramientas.

Desde las 7:30 de la mañana llega acompañado de su padre y de otro albañil hasta aquella casa en construcción ubicada en la capital, colocan sus mochilas a un costado y comienza su labor.

La resequedad de sus manos espolvoreadas de arena y cemento son algunas de las características más evidentes del esfuerzo que realiza durante su jornada.

Cerca del mediodía, el niño saca una torta y una “coquita” de su lonchera, y entre bromas y risas la saborea sin siquiera lavarse las manos, apenas sacudiéndolas del polvo que las forra.

Al preguntarle si le gusta el trabajo, él contesta: “no, pero pues ya que, mi pá dice que mejor aquí que en la casa sin hacer nada”.

Andrés termina cansado, cerca de las 4 de la tarde empieza a recoger algunas cosas y ayuda a barrer el escombro.

Al peguntarle qué quiere ser de grande, el niño simplemente responde “no sé”, lo que sí sabe es que no quiere ser albañil.

Una práctica violatoria de derechos

NTR solicitó una entrevista en el SEDIF y en el Sistema Municipal DIF de la capital, para conocer las acciones que tienen las dependencias para disminuir el trabajo infantil, sin embargo, no hubo respuesta.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) considera que es necesario que los gobiernos combatan la desigualdad y la pobreza de las familias, para eliminar la explotación laboral infantil.

Según la postura, disponible en la página web de la CNDH, el trabajo infantil “es una práctica violatoria de los derechos de niñas, niños y adolescentes, que afecta su desarrollo físico, psicológico y su dignidad, y les genera graves consecuencias en su futuro”.

En el Módulo de Trabajo Infantil (MTI), anexo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), se informó que en Zacatecas se tiene una tasa del 18.9 por ciento, la segunda más alta de todo el país, sólo por debajo de Nayarit.

La entidad también destaca con la tasa más alta de ocupación peligrosa en toda la República, con una tasa de 29.8 por ciento.

En ocupación no permitida, tiene una tasa de 11.9 por ciento, una de las más altas del país.

El sector agropecuario concentra el mayor porcentaje de ocupación no permitida, seguida de los servicios y el comercio.

Día Mundial contra el Trabajo Infantil

La edición 2020 del Día Mundial contra el Trabajo Infantil (12 de junio) se centra en el impacto de la pandemia, ya que al bajar los ingresos de sus familias pueden ser orillados a trabajar más horas y en condiciones más precarias, exponiéndose a contagios.

La OIT puntualiza: “Las niñas corren un riesgo particular de realizar trabajo doméstico, o de dedicar más horas al trabajo de cuidados en el hogar, y probablemente estén más expuestas a accidentes y a abusos físicos o sexuales”.

CLAUDIO MONTES DE OCA y ALEJANDRO CASTAÑEDA

Foto: Hugo Leandro

NTRZACATECAS

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